2004

En el mes de marzo ventoso previo a abril lluvioso nos machacan en fechas fijas pero variadas. Pasamos del Ochodemarzo al Dia del Padre o Persona Especial segun ideología o capacidad neurótica. Perdón, neuronal, quise decir. Y pasamos tambien pero de puntillas y más bien por encima por el horror del 11-M. No hay que recrearse en los recuerdos desagradables.

Esto me pilla ordenando artículos antiguos y papeles, para dejar constancia de como pensaba cuando definitivamente se me vaya la memoria.

Y entre ellos, uno de fecha 1 de marzo de 2004. Transcribo los primeros párrafos:

«Ser mujer y madre en la vida y además curranta fuera y dentro del domicilio habitual, puede convertirse en un chollo. Lo estoy oyendo ahora mismito. Desde la radio, el pelotilleo de los políticos me masajea suavemente las neuronas. No sólo merezco una vida mejor sino que los partidos me la van a dar.

Todo consiste en ir a votar en domingo a cualquier candidato. Que del resto se encarga la clase política en su conjunto.

Despego la pestaña y echa una mirada al calendario. Ocho de marzo, día de la Mujer Trabajadora (o sea, todas) y campaña electoral. Ahora lo entiendo. Despertar estos días con las noticias produce un vértigo no del todo desagradable. Soy carne de mimo electoral, qué bien. «

Vuelvo a mirar la fecha y sí: 1 de marzo de 2004. Y yo que creía que habíamos evolucionado tanto… Ya lo decía el poeta, «veinte años no es nada», tango. Y en realidad solo han sido diecinueve.

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