Archive for the ‘Uncategorized’ Category

SIN TITULO

miércoles, enero 22nd, 2025

Porque no sé qué poner. O, mejor dicho, porque tengo demasiadas cosas que contar o sobre las que opinar después de no sé cuantos días sin internet debido a que mi ordenador hace lo que le da la gana. Titular estas reflexiones como «miscelánea» o «popurrí» me suena laboral y también algo cursi. Así que… me lanzo sin título.

Lo primero es comunicar un comentario sobre mi aventura de bolso y policías que me ha llamado fuertemente la atención. Y me ha levantado la moral. Me dice una sobrina que la comisaría de Pozuelo es famosa (en el mundo entero) por la guapura y buen porte de sus policías. Parece ser que uno de ellos es un «famoso» llegado de diversos programas de la tele. Como Mujeres y Hombres y Viceversa, GH Dúo o no sé qué de las Tentaciones. Programas todos que me prohíbe mi religión o mi buen gusto, por decirlo de alguna manera. En cualquier caso, me alegra pensar que no estaba equivocada ni me he convertido recientemente en venerable vjeja verde. Sigo siendo simplemente una madurita interesante. Con buena vista.

La tele sirve para asuntos varios. Así que la enchufé y me pegué un maratón Trump que me dejó las cervicales y cuatro o cinco vértebras más al bies. Y la mente confusa. Y patidifusa sobre todo. Intento comprender por qué tropecientos millones de personas votan a un señor que hace teatro cada vez que pronuncia un discurso. Que cuenta mentiras gordas y obvias y amenaza, amenaza muchísimo. En el plano personal además Trump me da escalofríos: no me gustan nada esos personajes que cambian de mujer de vez en cuando pero se especializan en formato modelo. O prostituta guapetona. Y por eso, me extraña un montón que haya mujeres que le votan. No he llegado a ninguna conclusión. Espero a ver sus deportaciones rápidas y cómo influye en la sociedad made in USA el quedarse sin mano de obra. Hecha un lío, ya digo, en el tema Trump.

Y luego está el Cuento de Iñigo, la Actriz y el Juez. Más que cuento, un culebrón. En la tele también. No sé qué pasó entre Iñigo Errejón y la Actriz. Y no me parece lo más relevante en este Cuento. Lo fundamental es que salga un juez que interroga a Mouliáa a gritos y con un vocabulario de los de «esa bocaaaaa» que diría la abuela. Después de verlo y oirlo, yo desde luego no denunciaría. No todas podemos ser como Mme. Pélicot. En este país tenemos leyes (recientes) del Solo Sí es Sí pero mientras no eduquemos a las personas desde la familia y la guardería no valen de nada. Este Cuento me enfada tanto que prefiero no decir más.

ME HAN ROBADO EL BOLSO (II)

domingo, diciembre 22nd, 2024

No acaba una (ni uno) de conocerse. Yo sabía, por ejemplo, que mi pobrecito utilitario es un coche-armario: en el maletero llevo libros, paraguas, regalos, algo de ropa por si cambia el tiempo, la silla+sombrilla del verano por si, insisto, cambia el tiempo (pero más) y varias bolsas de Mercadona, unas veces vacías y otras llenas…

Pero lo que no se me había ocurrido es que mi bolso fuera como el de Mary Poppins aunque en pequeño.

Cuando el guapísimo policía que me tomó la denuncia empezó a preguntar resultó que me había quedado sin DNI, carné de conducir, tarjeta sanitaria de la Seguridad Social, tarjeta sanitaria privada, tarjetas de crédito y débito, tarjeta de Transporte Público Tercera Edad porque ya no soy una niña, cepillo del pelo y una pinza imitación carey para lo mismo, barras de labios (2), lápiz azul de ojos, lápiz de máscara Giorgio Armani (todo esto tiene mucho mérito ya que sólo me pinto uno o dos días al mes), 2 piruletas sin azúcar que me habían regalado en la farmacia, un blíster de Nolotil de la misma farmacia, diversos paquetes de pañuelos de papel sin abrir y 2 abiertos, algunas participaciones de lotería, un decimo enterito, dinero (poco) en billetes y monedas y, sobre todo, un TELÉFONO MÓVIL, el mío concretamente.

Resulta que sin mi móvil no soy nada. Ni nadie, si a ello vamos. No puedo pedir cita con la peluqueria y otras frivolidades, renovar prestamos en la Biblioteca o llamar al fontanero. Ni felicitar la Navidad o contarle a una amiga que acaba de ser abuela que tengo un regalito muy especial para su primera nieta. Tampoco hablar con mi hijo, mis sobrinos o aquellos amigos. Con mi hija me comunico por correo electrónico y así me voy apañando para saber que sigo viva.

Por cierto, aprovecho: aliciacentenera1@yahoo.es y también aliciacentenera14@gmail.com por si alguien quiere charlar un ratito o comentarme qué ha pedido a los Reyes Magos y cuantos gramos, caminito del kilo, han engordado ya en vísperas de las fiestas. Todas esas importantísimas noticias que mantienen en forma la amistad.

ME HAN ROBADO EL BOLSO

viernes, diciembre 20th, 2024

Y eso es decir muchas cosas a la vez. Unas buenas, otras más que muy regulines y la mayoría una pesadez. Esto va a dar para varias entradas y por eso prefiero empezar por lo más curioso. Y llamativo. Lo que yo denominaría

BUENA PRESENCIA

Voy a presentar la denuncia y suplicar para que me hagan un duplicado del DNI antes del año que viene. Ya en la puerta me llama la atención el policía que me dirige a los distintos departamentos. Es un hombre muy amable y comprensivo pero además… francamente guapo. Me divierte pensar que lo tienen precisamente en la puerta para causar buena impresión.

Pero luego está el que te hace pasar el bolso (¡otro¡) por el escaner. Y es un señor que está estupendo. De verdad. Espero en la propiamente sala de espera a que me reciba el encargado de denuncias varias. Espero poquísimo y …el policía que dice mi nombre y me da paso es un guapetón alto y delgado como su madre, moreno saladó… Me dan ganas de cantar.

Analizo friamente (bueno, templadamente) mis impresiones. Me pregunto si el estrés o la falta de gafas de cerca (que se fueron también con el bolso) me estarán deformando la visión. Porque no es corriente, creo yo, que una comisaría parezca un muestrario de guapos. Todos del formato morenazo con ojos claros y cuerpo poderoso de los de «tengo que agacharme para hablar con usted señora». Y llego a la conclusión de que veo fenomenal (nunca mejor dicho) y que estos policías corresponden a lo que antes se llamaba personas con «buena presencia». La buena presencia la exigían para muchos empleos e implicaba ser bastante mono y además ir limpito y bien planchado. Mis, desde ahora, polis favoritos, cumplen esas características y el uniforme les sienta como un guante. Doy gracias al Señor del Universo por proporcionarme esta especie de cuidados paliativos para la vista en un día más bien aciago. Y no me atrevo a preguntar si tienen calendario del 2025 o, por lo menos, uno compartido con los bomberos.

Jaguares solitarios

domingo, diciembre 1st, 2024

El algoritmo este, tan de moda, me da un miedo que me muero. Primero, porque siendo tan de letras como soy nunca he llegado a comprender del todo en qué consiste. Luego porque, me dicen, manda mucho. Muchísimo. Y a mí los mandones me dan un poco de repelús.

Y por último porque al algoritmo que se ocupa de mi móvil lo veo despistadísimo. Unas doce veces al día me envía unos anuncios que no creo me correspondan. En ellos promocionan diversos ungüentos para exterior y alguna pócima mágica llegada directamente del caldero de las brujas de Macbeth, para interior supongo. Muchos se anuncian además con hermosos dibujos a todo color e incluso mini films animados que muestran claramente el proceso de mejora.

Todos estos medicamentos o lo que sean tienen una finalidad importantísima y creo que también un gran futuro. Puesto que apuntan a uno de los problemas médico-estéticos que más inquietan a la humanidad. Lo que no entiendo es qué tienen que ver conmigo por mucho que me aseguren que mi pene volverá a ponerse tan erecto como cuando tenia 20 años, que mi novia estará encantada y que podré mantener erecciones, perdón, relaciones, con chicas de 20 años (esta cifra parece obsesionar a mi algoritmo particular).

El problema o tremendo patinazo del algoritmo es que yo no tengo disfunción eréctil ninguna. Ni siquiera tengo pene. Ni envidia de pene como le gustaba suponer a don Segismundo Freud. Y los tropecientos anuncios sobre este tema me crean desconfianza hacia las capacidades intelectivas del algoritmo.

Menos mal que estos últimos días entre pene y pene me lanzan una pregunta curiosa: «¿Son realmente solitarios los jaguares?». Y esto me devuelve si no la fe en el intelecto de mi algoritmo, sí en su creatividad.

La Luna

domingo, septiembre 29th, 2024

La Luna de la cosecha. La Luna roja. La Luna de sangre. La Luna india. En septiembre, a la luna se le colocan adjetivos varios y extraños nombres. Es porque en este mes se vuelve más grande y se tiñe a veces de colores que no son su blanca palidez.

Están además la Luna lunera cascabelera. La Luna sí, la Luna no, ay la Luna de Benidorm. La Luna que en el mar riela (rïela, nos enseñaban en clase de literatura para romper el diptongo). La Luna que más pura brilla en esta orilla. La Luna llena que llama al Hombre Lobo. Y la Luna nueva que se esconde para que no la veamos. La del Claro de Luna de Debussy sobre poema de Verlaine. Y la de Blue Moon que está triste y azul como el gato aquel. Muchas y diversas lunas con las que podemos medir el tiempo.

Y luego está la luna de Elon Musk que pierde su mayúscula frente al dólar. El señor Musk está empeñado en reescribir las leyes de la naturaleza a su manera y modo. Colecciona hijos probeta y naves espaciales. Y quiere darse un paseo por la luna lo antes posible.

Ya sabemos que la ONU no sirve de nada. O sirve de muy poco, poquísimo. Para el caso que le hacen, los cascos azules podían ser verde oliva, el color de moda este otoño.

Pero… ¿y la UNESCO? ¿No es esta gente la encargada de buscar, encontrar y calificar sitios Patrimonio de la Humanidad? ¿y de controlar que estén bien cuidados? Pienso que la Luna cumple los requisitos de la UNESCO para encabezar la lista de Patrimonio Natural y no sé si está en ella pero, me temo, que frente al poderoso caballero don Dinero lleva todas las de perder.

A mí el señor Musk, don Elon, me parece de una vulgaridad extrema. Y, por favor, a quien pueda interesar, que no le dejen tocar mi Luna, lunita.

LUGARES MÁGICOS

domingo, septiembre 8th, 2024

Están por todas partes pero entre prisas y trabajos nos olvidamos de ellos. Tendemos además a identificar los lugares mágicos con puesta de sol magnifica, prado verdísimo o árbol hueco. Y aunque en muchos de estos sitios se respire la magia y bailen las hadas hay otros, en su mayoría disfrazados de zona corriente y moliente, más cercanos. Sólo hay que saber identificarlos.

Mi lugar mágico favorito es _en un centro comercial_ el ascensor de mi cine también favorito. Empezando porque tiene un cartel impreso indicando el mundo al revés. «Ascensor en funcionamiento» advierte el día en que efectivamente está en servicio. Que no son todos y desde luego, nunca los días de lluvia. Porque como cantaría un menor, acompañado o no, «el ascensor de mi cine es particular, cuando llueve se moja como los demás». Y le sienta fatal. A veces intento imaginar cómo sería un paraguas para ascensores. Porque a éste desde luego, le hace falta. En fin.

Es tan original que muchos al ver su cartel piensan que no funciona y se van por las escaleras. Falta de lectura comprensiva. Y apego a la costumbre, si un ascensor tiene por fuera un cartel, lo suyo es que diga No Funciona. No saben que este ascensor es un lugar mágico. Y libre.

Tanto que la voz grabada de ordenador, tan aséptica, aquí tiene su duende y advierte siempre: «Ascensor subiendo», lo que a ratos resulta inquietante. Porque este centro comercial tiene planta baja y luego dos pisos más que son dos pisos menos. No sé si me explico. El cine está en la planta menos dos. Y a veces, el anuncio de «Ascensor subiendo» desde el bajo parece un recordatorio del «De Madrid al Cielo».

Con semejante acceso al cine cualquier película viene ya bañada de magia e ilusión. Qué suerte.

OTOÑO

lunes, septiembre 2nd, 2024

A lo bestia. Los que hablan de la dulzura de septiembre y de octubre dorado y la dulce melancolía de las hojas cayendo y todos esos etcéteras tan poéticos, no viven en Madrid. Ni alrededores tampoco.

Yo me siento más madrileña y alrededores que ninguna. Aunque haya vivido tantos años fuera y vaya, vaya, aquí no hay playa y sí unas colas enormes para todo, lo mismo da que sea en la pescadería o en el Museo del Prado. Me encanta mi pueblo. Sin embargo Madrid también tiene sus defectos. y uno de ellos, importante, es la climatología siempre brusca y algo histérica.

El verano es un horno y un señor en la tele anunciando cada día una ola de calor a estrenar. Y el otoño… uy el otoño. Este no se anuncia ni nada. A las diez estoy cenando en el jardín _mínimo_ con unos amigos. A la una los despido cariñosamente y recojo. A las tres cae el primer rayo con trueno inmediato porque la tormenta está justo encima. Y a continuación el diluvio universal. Ya ha llegado el otoño. A lo bestia, ya digo.

Como primera demostración de fuerza otoñal, la lluvia cala los cojines de las sillas del jardín. Llueve _y a ratos graniza_de tal manera que no me atrevo a salir al rescate de tanto almohadón empapado.

En consecuencia el día siguiente me veo obligada a llevarlos a una lavandería con secadoras de tamaño industrial. Talmente como en las pelis americanas. Paso allí casi dos horas con novelón acompañante. La secadora aventa los cojines y les sopla aire caliente empeñada en lograr un ambiente tuareg. Pero por las juntas se le escapa vapor que aquello parece las Maldivas. Solo falta Tamara Falcó en pareo. La parte buena: tanto calor húmedo me ha hecho una limpieza de cutis en profundidad y tengo la piel suaaaaaave. ¡Viva el otoño!

MAS DESCONCIERTO TODAVÍA

sábado, agosto 17th, 2024

Me pican los mosquitos. Siempre. Aunque haya varias personas en la habitación (o chiringuito o tienda de campaña). Los mosquitos me eligen siempre, soy su favorita.

Visto que tengo las piernas decoradas con enormes lunares rojos, mi médica se apiada de mí y me receta pomada de corticoides para que me unte sobre la decoración. Ni ella ni yo tenemos claro que sea cosa de mosquitos. Yo pienso en arañas porque los mosquitos vuelan y hacen zzzz. Y, esta vez, no.. Ella no sabe no contesta. El del Nilo o el Mono no son.

En las dudas, cada noche deambulo por la casa de safari nocturno con un aerosol (malísimo para el planeta, lo sé) que vale para todo insecto que no se identifique en la entrada. Y de pronto se me enciende la bombillita del ¡eureka!: pulgas, seguro que son pulgas.

Ahora bien, de pulgas yo no entiendo nada. Mi única referencia al respecto es el perro Pulgoso y sus risitas. Me lanzo a Internet buscando confirmación y remedios. Lo primero es fácil: durante mi última mudanza mi prima favorita se ofreció a hacerme de guardamuebles del sofá. Le estoy eternamente agradecida pero no se me ocurrió pensar que su casa consta no solo de marido e hijos, sino también de perros y algun gato vecino. la parte «perros» es importante. Deduzco que las mías son pulgas importadas.

En cuanto a la solución plaguicida, Google me ofrece todo un mundo de color. De color blanco, sobre todo. Y algun cacharrito tecnológico. Al día siguiente me hago con un kilo de sal fina de mesa, otro de bicarbonato y el matón enchufable (las ciencias adelantan que es una barbaridad). Siguiendo instrucciones espolvoreo sobre el sofá, las sillas y alfombra los blancos, niveos etc elementos. El ambiente queda que dan ganas de cantar Montañas Nevadas.

Conecto entonces el aparato eléctrico con licencia para matar pulgas por ultrasonidos, ultrasustos o lo que sea. Es pequeñito y, por supuesto, blanco. Y tiene unas graciosas luces de colores que se encienden y apagan con alegría y ritmo.

Enchufo después mi miniaspirador para llevarme por delante el níveo manto o como se diga del sofá. Que, se supone, en unas horitas ya ha cumplido su función eliminadora de pulgas. Y… nada. No funciona, tiene problemas serios de batería.

Así que heme aquí: La casa disfrazada de la Casa Blanca talmente como si el interiorismo lo hubiera hecho la mujer de Lot. Y en la pared del fondo lucecitas de colores (azul, amarillo, rojo y verde) alegres e intermitentes.

Hago lo único factible: me siento en el sofá entre las blancas colinas de almohadones, canto Noche de Amor Noche de Paz y también Los Peces en el Rio y espero al trineo de Papa Noel.

DESCONCIERTO

martes, agosto 6th, 2024

La vida, a ratos, es muy desconcertante. O sea, va una por la vida con las ideas claras y la agenda bien ordenadita. Y de golpe y porrazo… ¡zas! el desconcierto. En mi caso, yendo por la autovía 509 desde el más allá donde habito en dirección a la civilización occidental, es decir, Majadahonda. El desconcierto se manifiesta en forma de embrague que en lugar de cumplir su obligación de director de marchas, elige la libertad. Esto que durante el invierno sería un percance, en estas fechas y temperaturas se convierte en riesgo de ataque de calor. De nervios también pero sobre todo de calor.

Y luego las cosas que tiene agosto: mientras espero a la grúa llamo a varios talleres de reparación en la zona. En todos me cuentan que están a tope y esta no es temporada buena para que se estropee el coche. En uno me dicen que no pueden tocar mi pobrecito utilitario hasta el 26 del mes corriente (a pie). En otro que no tienen coches de sustitución ni alquiler hasta pasada la Virgen de agosto. Y en el tercero me piden comprensión para el hecho de que ellos también tienen derecho a veranear. Porque ese es el tema, que los talleres están a medio gas, con bastante más de la mitad de la plantilla en Benidorm o en casa de los abuelos en el pueblo.

Creía yo en mi ignorancia que la vida en este país se había modernizado un montón. No hasta el punto que piensa y nos dice Pedro Sánchez pero mucho, bastante al menos. Y no. Seguimos con tiendas, bibliotecas y talleres cerrados por el calor y porque agosto es mes de vacaciones y ya está. España no solo es diferente sino también estacional.

Medito sobre este asunto mientras espero a la grúa. Veo la información sobre la temperatura exterior que no es 84º aprox. como imaginaba sino algunos grados menos. Delante para un señor en moto. Digo señor para ponerle una edad y maneras, no es un motero imberbe licuándose bajo la chupa de cuero negro. Se ha parado para preguntarme si estoy bien o necesito algo, si funciona el aire condicionado del coche y si tengo agua. Así, sin conocerme de nada, por puro interés en el prójimo y solidaridad. Como aprendí yo con mis padres y ejerzo siempre que puedo. Le miro como Julia Roberts miraba a Richard Gere cuando este trepaba a su ventana con las flores en la mano. Para mostrarle mi agradecimiento más profundo. Mi emoción también. Y no lloré de la mencionada emoción para no deshidratarme. Desconcierto, ya digo.

LA VUELTA

domingo, julio 14th, 2024

Me he tomado un trimestre sabático. Lo hago de vez en cuando y lo recomiendo. Ahora vuelvo con las pilas cargadas y encantada de la vida.

En estas ausencias, tan importante es lo que se pierde como lo que encuentra una después. Me he ahorrado por ejemplo todo el folletin de la política epistolar. Sin entrar en lo que se diga en cada cartita, el sistema me parece viciado de principio. Y de principios. Una manera de saltarse parlamentos, ministerios (para empezar el que corresponda a Información o Comunicación) y demás zarandajas. Carta viene, carta va, a una se le quitan las ganas de votar.

Y no me he perdido el flequillo de Begoña Gómez porque sale a todas horas en la tele. Como su cuñado, el hermano feo de Pedro Sanchez, que estaba un poco de perfil pero ya ha empezado a copar portadas del telediario. Qué bien haber pasado tantos días regando las petunias.

Vuelvo a la vida seria para darme de frente con la pataleta de Nacho Cano. Y posterior comentario _ya sabido_ de Madame Madrid es Libertad. Compruebo así que los egos varios siguen empeñados en chupar cámara y robar foco.

Y mientras tanto, el país va como va. Ah, que no es el país sino Vox que se va, se va y no se ha ido. Con 26 mujeres asesinadas por sus parejas (algunas ya listadas en el registro de Viogen). Y un montón de niños asesinados por su papá, que cosas. Claro, como los papás no tienen instinto maternal que es el que mata menos…

Y un domingo atropellado y rebosante de noticias que dejo para mañana porque, de verdad, Trump, Wimbledon, Berlín y un calor de morirse es mucho para una sola columna. Las petunias, florecientes, ya digo.