Archive for marzo, 2011

DIFICULTAD ESPACIAL (y II)

sábado, marzo 26th, 2011

Recorro el aparcamiento como cuatro veces buscando el número 141, bonito capicúa, en la primera planta, zona color turquesa. Y ahí hay un cochazo que por el tamaño en general y el brillo de la carrocería en particular, no se parece al mío en nada. Ni en el color siquiera.
Mientras busco al vigilante, pintor (porque había varios y se les notaba conocedores del aparcamiento), guarda o similar que pueda ayudarme, paso también repetidamente delante de un cajero automático.
Decido ir pagando y como luego tengo 15 minutos de validez… Meto el tiquet como me manda el dibujo de la pantallita y la máquina, después de concentrarse un ratín, me anuncia que no reconoce el mencionado tiquet. Me lo anuncia en letras rojas y luminosas además, que son como de mucho peligro, como si aquello fuera a autodestruirse justo después. Por si acaso, vuelvo a meter el tiquet de diversas formas y maneras desobedeciendo al dibujo de la pantallita. Nada, que no lo reconoce. Así que reemprendo la búsqueda de un ser humano no automatizado que pueda orientarme.
Lo encuentro. Que este no es mi parking, dice. Y a continuación, me instruye. Que suba por ahí, llegue a la superficie o acera de la calle Serrano, continúe andando hasta encontrar la siguiente entrada a un parking y que ese es el mío. Obedezco, subo, ando, entro, bajo y oh no, imposible, no puede ser, oh ¿por qué?, tampoco en el número 141 color turquesa está mi pobrecito utilitario. Obligada por las circunstancias tomo una dura decisión: ya entrenada subiré, andaré, entraré en la siguiente entrada, bajaré y buscaré mi coche y repetiré la operación tantas veces como sea necesario.
Bien, a la tercera va la vencida. La gente corriente se equivoca de plaza de aparcamiento y tarda en encontrar el coche. La gente ya más de mi estilo se equivoca de planta en el aparcamiento y tiene que pedir auxilio al guarda o cajero o lo que sea para encontrar su coche. Y la gente como yo, que alguno habrá, se equivoca de aparcamiento. Varias veces.

DIFICULTAD ESPACIAL

viernes, marzo 25th, 2011

Tengo una dificultad espacial. No especial ¿eh?. Espacial. Tampoco quiere decir que tenga una dificultad astronómica. Las estrellas se me dan superbien y durante la lluvia de estrellas de agosto procuro siempre estar en la playa para contar las Lágrimas de san Lorenzo con los dedos y una caipirinha. Mi cosa espacial consiste en que no me oriento. No es que me oriente poco, es que en absoluto. A mí me preguntan si encima o debajo y a duras penas me aclaro. Y si se trata de ir al volante y si derecha o izquierda, pues… como un traje de sevillana: tirando de volante pá un lado y pá otro, ozú. Y preguntando además. Que preguntando se llega a Roma e incluso a la calle Santa Cruz de Marcenado, es un suponer. Lo malo es cuando no sé ni qué preguntar.
Hoy mismo, verbigracia. He ido a culturizarme a la calle Claudio Coello, a la Fundación Carlos de Amberes que, ya su propio nombre lo indica, es un sitio imponente de arte. Quiero decir que Fundación Carlos de Amberes no puede llamarse una tienda de fajas, por ejemplo.
Y buscando sitio para aparcar y habiendo recorrido toda la Puerta de Alcalá y aledaños, que sólo me faltaba cruzar por el medio de los arcos, se me ocurre movilfonear a ver si como yo recuerdo, lo de Carlos de Amberes está en los primerísimos números de la calle Claudio Coello, en el 20 tal vez. Que en el 99 me dicen. Así que menos mal que el aparcamiento era imposible porque si no, me recorro la mitad de la calle cantando bajo la lluvia. Y con el paraguas en el fondo del maletero porque esto es Madrid ¿no?, pues cuatro gotas y a correr. Correr si corrí luego pero bajo un simulacro del diluvio universal. Porque esto es Madrid ¿no? pues el día que toca llover, en plan Noé.
En fin, que vuelvo sobre mis huellas de neumático (porque si andando vuelve uno sobre sus pasos, digo yo que en coche se volverá de esa manera) y me acerco sigilosamente a CC nº 99. Me acerco sigilosamente por si algún despistado deja un hueco libre en batería ( si no es en batería, misión imposible para mí por mi dificultad espacial, que no calculo, vamos) y antes de que los demás tiburones al volante lo huelan, zas, ya he aparcado y estoy dándome al arte. Bonito ¿verdad?. Pero mentira. No había un solo hueco ni sitio ni nada y decido meterlo en el primer aparcamiento carísimo que encuentre. A la vuelta de la esquina, el nuevo y flamante Serrano Park que ya estrené hace unos días con unos amigos norteños y del cual me permití presumir comme-il-faut, porque el parking en cuestión es atómico. Me río yo del metro de Norman Foster de Bilbao.
Y en ese aparcamiento ultramoderno que se extiende por todas las tripas de la calle Serrano he tenido varios problemas.
_Problema I: lo espacial que os digo.
_Problema II : no dejé las miguitas de “Pulgarcito El Niño Listo” ni las piedrecitas de “Pulgarcito 2 El Retorno”.
_Problema III… (continuará)

UN HAIKU

domingo, marzo 13th, 2011

Como en casa de una amiga con más (amigas). Esta actividad, siempre gozosa, se convierte hoy en planazo superlativo porque tiene excusa ecológicobotánica. Palabra, por cierto, que es un desafío al diccionario de la RAE.
Mi amiga vive junto a la Quinta de los Molinos y allá nos vamos con el café recién tomado a ver los almendros en flor. O lo que esta primavera deja de los almendros en flor entre lluvias y amagos de nieve. Siguen estando preciosos. Un poco desconcertados tal vez por el cambio de temperaturas cada cuarto de hora. Como mi perra.En mi calle han florecido los ciruelos cuando las mimosas apuntaban sólo una pelusilla amarillenta. Después llega el ventarrón. La perrita mira a lo alto despistadísima: ¿llueven flores?
Me dicen que el pasado fin de semana había caravanas de coches en la carretera hacia el valle del Jerte. Para echarle una ojeada a los cerezos floridos. Que se esfuerzan bajo el viento helador. A los madrileños, la Quinta de los Molinos nos pilla más cerca de la Puerta de Alcalá. Y los almendros son como más castizos. Los cerezos en flor me parecen a mí algo japonesizantes (a ver qué dice ahora el diccionario de la RAE, hala).
De todas formas y como estos árboles primaverales piden poesía a gritos, propongo dedicarles un haiku:
Sobre la blancura de los almendros, nieva.
Por ejemplo. Para decir un haiku como Dios manda, hay que guiñar los ojos a estilo oriental y aguantarse la risa.

Y las e incluso los que no sepan qué es un haiku, que no lo brsquen en el diccionario de la RAE: no viene. Pero pueden hacerse un esfuercito por Internet.

IMPROPIA

viernes, marzo 11th, 2011

Voy a una cosa llamada Velada Entre Artes, que tiene tufillo intelectual y, como su nombre, indica, artístico. Promete lectura de cuentos, música y dibujos sobre la marcha, degustación de vinos, catering de lujo, exposición de fotos y algún etcétera.
La degustación vinícola le da buenísima pinta al sarao, ya que los artistas se apañan a veces con espumosos de segunda y vino tabernario en la creencia, equivocadísima, de que continuamos en los años progres. Que eran, fundamentalmente, austeros.
Decido vestirme sólo de intelectual que me pega mucho más que ir de artista. Y, como toque after postmoderno, me subo en unos taconazos de aquella manera y once cms de altura. Para entrar al lugar del festejo, debo subir tres escalones. Lo que realizo grácilmente a pesar de no haber ensayado ni nada. Sólo para encontrarme con un suelo que supongo de antiguo patio de carruajes o similar. Un suelo de cantos rodados y rebrillantes, apropiadísimo para bodas en ermita o plaza de pueblo castellano restaurado y turístico. Pero en absoluto, es opinión personal, para una Velada Entre Artes, no incluyendo éstas un circo.
Tras unos segundos de desconcierto brinco _a saltitos formato gorrión_ hasta el mostrador de los vinos de Borgoña, que me sorprenden por su suavidad. Y que me hacen compañía toda la noche.
Como ir, tal vez vaya impropia. Pero como pasármelo, superbien