Archive for julio, 2023

AY BERTÍN

sábado, julio 15th, 2023

Hay que ver el afán procreatorio que les ha entrado a nuestros mayores. Y a los no tan mayores. Aquí, en este país, con tantos calores climáticos y tanto político acalorado el personal va a lo suyo y sólo piensa en lo único.

En mis años de facultad coreábamos una consigna no por grosera menos realista:

A follar, a follar / / que el mundo se va a acabar

El mundo no se ha acabado todavía aunque está cada vez más maltrecho. Y en cuanto a la primera parte de la sentencia, es facilmente comprobable que hay gente que se quedó con ganas. Y además sin anticonceptivos.

Ahí tenemos a Bertín que le ha salido una novia de 32 añitos, respondona y exigente. Y embarazada ya de algunos meses. Dice él que son cosas que pasan. Un accidente. Pero que se hará responsable. Que él, ya lo sabe todo el mundo, es un señor.

Vale, pero si a la edad que don Bertín ostenta (porque hay que reconocerle que los 69 añazos los ostenta, no como otros que más bien los arrastran) no ha aprendido aún a evitar que el mundo se acabe ligando con jovencísimas sin «tomar precauciones» como dicen en las pelis americanas…. En su época no había clases de educación sexual en el cole pero digo yo que algo habra aprendido en lo que las redes sociales, tan cursis simpre, llaman la «Universidad de la vida».

Porque no quiero pensar que sea uno de esos ¿señores? que dejan el tema de la procreación o no, exclusivamente en manos de las chicas. Ay Bertin

Cosas que no me gustan (II) El elogio de la ignorancia

miércoles, julio 5th, 2023

Son muchos los que elogian la ignorancia. Es más, la jalean. Yo, no es que quiera ponerme en plan El Quijote y licenciada en letras (que lo soy) pero el ruido de tantas personas que no saben expresarse verbalmente de manera mínima, lo reconozco, me hiere. Me irrita sobre todo la actitud de los palmeros que les rodean y aplauden sus barbaridades lingüísticas y sus necedades matemáticas o de ciencias naturales o musicales o artísticas. Lo dicho, los que elogian la ignorancia.

En la Televisión Pública que pagamos entre todos, hace unos días ha finalizado nuestro Concurso de Cocina por excelencia. Lo ven pequeños y mayores y podemos aprender no solo el arte de hacer un filete empanado o términos culinarios poco comunes sino el valor del esfuerzo, las dificultades de la convivencia y cómo superarlas . Este último ha tenido algunos desbarres con los que no estoy de acuerdo pero, de todas formas, fue tan emocionante como siempre.

Mi pregunta es qué ganamos (y, muy importante, qué gana él) aplaudiendo a un mozalbete que confunde Leonardo da Vinci con Gaudí y se hace un lío con la Sagrada Familia y la Gioconda. Que opina que algo es «Barriopinto» por oposición, supongo, a lo «Baldemoro». Y se le va el tiempo de la receta mirandose en la puerta del horno o buscando su reflejo en la tapa de una cazuela. El chico es simpático y bailón y hace la pasta divinamente. Habría que perdonarle los deslices gramaticales y su falta de sabiduría y achacarla a su juventud e inexperiencia.

Pero lo que hacen jueces y compañeros no es disculpar sino alabar sus errores y reirle las gracias. El chavalín dice que ha aprendido muchísimo en el Concurso y no sólo de cocina. Que ha descubierto que existe otro mundo además de aquel de las pantallas. Pues enhorabuena. Y ánimo: el día que aprenda a leer descubrirá que el mundo es ancho y ajeno. Pero sus colegas concursantes y los jueces (atentos al guión) no se lo han puesto fácil . Qué pena.