Cualquier día nombro presidenta de mi club de fans a María Emilia, a la que no conozco personalmente, pero que me envía comentarios al blog (no como otros que se empeñan en mailearme a mi correo) y me sigue desde los tiempos de la revista AR. Que hace muchos méritos, vamos.
Bueno, pues María Emilia me sugiere el otro día que no hay tantos hombres malos en mi vida como yo creo y que piense en los muchos hombres buenos que me rodean. O algo así.
Se equivoca. Dejo los buenos para mañana pero aquí va un listado breve _sólo mencionando a los de los últimos quince días_ de Hombres Malos:
_El Tipo de la Caldera que me sometió a congelación y crioterapia sin haberlo yo pedido ni avisado él de sus intenciones
_El Señor del Cacharrazo que me atizó y propiamente descacharró mi pobrecito utilitario
_La Bestia (al principio, que luego se ha moderado mucho)
_Fernando, El del Taller, que todos los días me dice “de verdad, de verdad, que hoy te consigo otro coche”, refiriéndose al que le alquilaré a nada módico precio en cuanto me lo consiga (ya desconfío un montón) para sustituir a mi pobrecito utilitario mientras lo ponen en condiciones.
_el médico rehabilitador al que, desde ahora, llamaré dr. Mengele, para conservar su anonimato y porque, de verdad, se parece mentalmente un montón al dr. Mengele. Quiero decir que le va la tortura, en este caso de mi trasero y piernas gentiles, con fines de investigación (supongo)
_El amigo que me recomendó leer a don Vikram en su libro-tocho inmenso y hacerlo en pleno otoño caminito del invierno. Sin advertirme de que es una novela eminentemente vacacional e incluso playera.