Para el peinado Menina se necesita algún día de vacaciones, una melenita (puede ser corta), agua, champú y suavizante y dos o tres hijos propios o ajenos. La edad de éstos no importa: pueden ser pequeñísimos, preadolescentes, postadolescentes o mediopensionistas.
Al peinado Menina puede colaborar un marido _me dicen_ pero, aunque él mismo esté de vacaciones y por tanto, en casa y aburrido… no sé, a mí me parece mejor apañarse con los menores.
La idea es que una se lava el pelo, lo desenreda, tira de toalla y luego coge el secador. Si el hijo propio o ajeno es hija, primero hay que buscar el secador que habrá desaparecido.
Bueno, pues ya secador en mano, una va encendiendo y apagando el susodicho cacharro según es reclamada por los hijos propios o ajenos para poner en práctica diversas sugerencias. Por ejemplo
_¿me cortas las uñas?
_¿me das dinero?
_¿me llevas al pádel?
_¿me abrochas que no llego?
O para ser receptora de importantísimas comunicaciones que, con el secador funcionando, no se aprecian bien. Por ejemplo
_no encuentro el jersey azul
_me llevo a la perris de paseo
_no me llevo a la perris de paseo, que se la lleve mi hermana
_se han acabado las salchichas
O para decidir si ponerse al teléfono o no, ya que al parecer a una la reclaman urgentemente. Por ejemplo
_te llama la abuela, que si te pones
_te llama mi hermano, que si te pones
_te llama la abuela otra vez, que si te pones
_te llaman los primos, que si te pones
Hay más cosas que pueden contribuir al peinado Menina pero no voy a contároslas todas. Lo importante es darle intermitentemente al secador y no secarse nunca. Sólo así puede una lucir una melena henchida, cuadrangular y sobredimensionada, talmente como la Infanta Margarita Baltasara o como se llamara la del centro del cuadro de Velázquez. Pero, en mi caso, sin ser rubia.