Mientras leo una novela muy deprimente sobre un espía que surgió del frío, me deja un mensaje en el móvil el espía que surgió del pasado. Porque yo, no sólo estoy pasadísima y con patas de gallo y tal, sino que también tengo un pasado. Como conocí tan prontísimo al que durante 7 lustros (las plagas de Egipto eran 7, ¿verdad?) fue el Amor de Mis Amores y Flor de Mis Flores antes de convertirse en el Espinoso Cactus que es ahora, pues como le conoci tan prontísimo,digo, mi pasado es repetitivo. No monótono porque a mi no me ha llamado Dios por el camino de la monotonía pero repetitivo en cantidad. Y las únicas excepciones a tanto ensayo y error han sido mi amor de los 16, de cuyo nombre no quiero acordarme, mi amor de los 17 y un par o tal vez 3 docenas de amantes previos al contrato matrimonial. Hecha la cuenta un poco así por encima, que esto no es un confesionario.
El que me deja el mensaje es mi amor de los 17, que está gastadísimo como yo misma. Pero que de alguna manera se ha enterado de este blog y anda por la red espiando en el mejor sentido. O sea, observando y tomando nota. La red tiene su aquel y también mucho peligro pero resulta divertida: reencuentra una cada elemento…