DECAER

A veces me pongo un poco quisquillosa con la lengua castellana que tanto quiero y admiro, Es deformación profesional, seguro, pero ahí está.
Llevo varios días molesta con el Estado de Alarma que hoy mismo va a DECAER.
Y eso me parece extraño, lo de que decaiga, digo. No he consultado mis diccionarios y menos el de la RAE porque la Real Academia tiene unas tragaderas que lo pasan todo. Incluyendo y desde hace años «güisqui» que, en mi opinión, es una auténtica salvajada.
Pero aún sin bucear en los maestros del idioma, lo de un Estado de Alarma que decaiga, me sorprende. Que lo quiten, lo pongan, lo suspendan e incluso lo utilicen como arma política, no me extraña. Ahora que el mencionado Estado de Alarma se levante una mañana y _abrumado por los acontecimientos, supongo_ decaiga…
Decaídos, decaídas e incluso decaídes, estamos nosotros,as,es. Y hasta la coronilla también de tanto evento, electoral o no, del bicho y sus vacunas, de que todavía estén retirando maderas y ramas tronchadas de la dichosa Filomena, de que hoy 28 grados y mañana _anuncian_ 13 y lloviendo, de empezar la Operación Bikini sabiendo que lo nuestro será más bien Operación Bañador de Cuello Vuelto, del cohete chino que, de verdad, es lo que nos faltaba…
Pensándolo bien, hala, que decaiga el Estado de Alarma y que no nos pase nada. No vamos a discutir por un verbo con la que está cayendo. De momento, mi pueblo sigue confinado y yo he vuelto a clases de filosofía on line, que no es poco. O sea que mejorando.

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