Me he tomado un trimestre sabático o tridimensional, según se mire. Y lo hice porque no me aclaro. No acabo de digerir la salvajada de Ucrania y ya se me echa encima el lío de Gaza. Siempre he tenido las ideas bastante claras pero en estos momentos ya no sé quienes son los malos y quienes los buenos. La discusión de la amnistía sólo sirve para que aprendamos mucho de la cosa jurídica y, de paso, nos cabreemos (con perdón). Ya comprendo la diferencia entre indulto y amnistía y el plus de la malversación de fondos. Pero de qué me sirve si llega don Pedro Sánchez y corta, cose y nos hace un traje nuevo. La distinción ente mentira gorda y cambio de opinión se me hace algo más cuesta arriba. Pero con el tiempo y cierto esfuerzo lo entenderé también.
En otro orden de cosas, en mi trimestre de descanso se nos han muerto tres señoras que tenían diferentes capillitas en mi almario. María Teresa Campos, María Jiménez y Concha Velasco. Alguna me gustaba más que otras. Pero todas importantes en su género que, mientras no se demuestre lo contrario, era el femenino. Mientras tanto, las muertas por violencia de género o asesinato machista (que de ambas maneras puede decirse) ya salen a más de una a la semana. Y aún tenemos todo el mes. Este mes que nos cuentan es el más peligroso del año junto con julio/agosto de vacaciones playeras. Porque el peligro, al parecer, está en la juerga y posterior reacción. Y también en que la señora decida separarse y, ¡oh imprudencia!, lo ponga en conocimiento de su dueño y señor. Qué cosas. De los hijos de estas parejas fastidiadas mejor no hablamos. Hoy.
Y nos queda el cambio climático, la pertinaz sequía como en tiempos de Franco, las huelgas de médicos y el precio del bogavante o el aceite de oliva. De verdad que con solo un trimestre no hay quien digiera tanto despropósito. Y no me aclaro.