EL PROGRESO QUE NOS ARROLLA

No creais que he dedicado estos días pasados tan sólo a la holganza y la molicie. Entre otras razones porque he convivido intensamente con mi hijo menor a cuyo lado la holganza es difícil y la molicie imposible. De verdad. En realidad he empleado gran parte de la Semana Santa en meditaciones provechosas.
Por ejemplo, dándole vueltas al Progreso Que Nos Arrolla. Ya no pedimos luz y taquígrafos sino leds y teclado. Algunas profesiones se encuentran en vías de extinción y otras son sustituidas. Muy cierto. ¿De qué viven ahora los señores que trabajaban depositando una hoja mustia de lechuga en cada carrito del Híper? Pues se han pasado todos a la posmodernidad y ahora trabajan dejando en cada mencionado carrito un guante plasticoso de los de coger y pesar la fruta. La energía muta y se transforma pero no desaparece. Qué bien.

Leave a Reply