IDIOMAS

Acomplejados que somos en este país y más en esta parte del estado que no es Bilbao, creemos que nuestros políticos no saben idiomas. Y que la excepción es Puigdemont I el Huído. Que, por la parte de los pelos, debe tener algo que ver con Wifredo el Velloso. Supongo.
Y que nuestros escritores, periodistas y demás gentes de malvivir, tampoco. Excepción hecha tal vez de los corresponsales en el extranjero.
Bueno pues no. No hay más que oírles hablar o incluso poner por escrito sus ideas. La semana pasada, sin ir más lejos, oí en la radio que pagamos entre todos, que los ministros consellers habían sido removidos por el artículo 155. Removidos, ya veis. En mi casa sólo se remueve el colacao y en todo caso el nestquick, que es más moderno. Pero en Radio Nacional alguien sabe inglés, único idioma en que se remueve a la gente de sus cargos y empleos.
No sé a cuantos ministros les he oído decir que ponen en valor algo. O que lo van a poner. Si no supieran francés a la perfección dirían que resaltan o destacan lo que sea. Pero el bilingüismo o al menos el conocimiento en grado alto del gabacho les afecta. Y confunde. Seguro que a Puigdemont I el Huído le pasa igual.
¿Y la información sensible? La sensibilidad de la información sólo se da en nuestros telediarios. En los de habla inglesa lo sensible es más bien lo sensato y de sentido común. En Francia lo sensible es delicado. A lo mejor sí podríamos decir información delicada. Pero hablar de los papeles sensibles de Panamá o, ahora mismo, del Paraíso… nada, que me suena extraño.
Pero es porque yo, charlatana en lo que sea y mejor en francés o inglés, pero bilingüe, lo que se dice bilingüe…no.

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