EL AGUA Y YO

Me encanta el agua. La de bañarse y en su sitio, mejor piscina que mar que a ratos se mueve demasiado. Pero me temo que al agua no le gusto yo. Cada tantos años me da por hacer ejercicio (poco) en piscina y habitualmente me pasa alguna aventura, cosas curiosas que al parecer no les suceden a otras personas.

Hace años fui en grupo a una piscina calentita con parte spa y parte de chapoteo, profundidad y monitor cachas (y luego se vio que muy antipático). Me tiré al agua tan contenta.

_Señora, que hay que entrar por las escaleras _dijo él muy serio

_Ay perdona _dije con una sonrisa de disculpa total_ es que soy muy de pueblo yo

_¿Y en su pueblo no hay escaleras, señora? _remató él más serio todavía.

Me di cuenta de que no íbamos a ser amigos nunca y me dediqué al gluglú lo más lejos posible. Lugar desde donde tardé un ratito todavía en encontrar las escaleras dichosas. Menos mal, porque a ver si no, cómo iba a salir después. Ya me veía esperando a remojo el cambio de turno de monitores.

Esta semana decidí hacer algo ilusionante que tenía pendiente desde pequeñita. Aprender a nadar. Quiero decir con estilo y la respiración ad hoc, patalear y no hundirme ya sé.

Iba a comprarme el indispensable gorrito plastilándico y torturador, ese que te arranca la mitad de los pelos de la cabeza y que no sé qué es más dificil, ponérselo o quitárselo. Justo al ladito veo lo que llaman gorros de natación «de punto» que no son tal sino una gorrllla de poliéster finito y tirando a resbaloso. Decido comprármela y además, conociendo mi melena peleona, también una goma de pelo con volantito de plástico para mejor sujeción. A ver si todo esto cuela en el reglamento piscinero,

Y si, al monitor actual que es cubano y bailón le parece bien. Miro bien por todos lados y la piscina no tiene escaleras. Que no. Que estuve media hora en el agua y no las vi. El caso es que decido entrar con un grácil saltito y… !allá voy! Me hundo como debe ser y al salir a la superficie veo mi gorrito y la goma con volante flotando cada uno en una punta de la piscina.

_Señora, el gorro se lo guardo aquí pero por lo menos la moña se la tiene que poner

Asi que de momento aprendo vocabulario (lo de la «moña» me parece apropiadísimo) y mas adelante con tesón y esfuerzo aprenderé a nadar en condiciones. Digo yo. .

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