Clarísimo lo tengo. Habiendo todo lo que hay en este mundo cruel, hablar de Shakira y sus bobadas es una ídem. Maxime cuando ya ha opinado tanta gente. Pero, de verdad, es que no he podido resistirme.
El señor Piqué me cae gordo, ya de antes. Y ella tampoco me gusta. O más bien, no me gustaba.
Me parecía una monita rubia que meneaba bien las caderas y waka waka. Poco más.: su fraude a Hacienda me da mucha rabia porque me parece una muestra de avaricia enorme en una señora que no tiene problemas para llegar a fin de mes. Y de soberbia también, como que se cree que todos somos tontos.
Pero mira, que le cante a don Gerard lo que le canta me ha estusiasmado. Más de una y más de dos hubieran cantado lo mismo. Yo no porque siempre digo que a mi me plantaron por méritos propios. Soy insustituible, de modo que sin Twingo ni nada.
No creo que esas canciones sirvan de mucho pero Shakira, desde luego, se ha quedado a gusto. La imagino con cuatro expertos de marketing enfrente (y un abogado a cada lado) diseñando con música (poca) y letra (mucha) algo para fastidiar al enemigo. Hay enemigos muy fastidiables. y alguno va pidiendo el fastidio a gritos. Pienso que para un machote alfa no hay nada peor que el ridículo. Pues don Gerard debe estar pasando un momento, como diría mi hermana, «impeorable». Lo sé.