Recién pasados por agua en esta Semana Santa que parecía una procesión permanente de Nuestra Señora del Paraguas, nos encontramos con varios casos de racismo. Racismo futbolero y poco imaginativo. Pero, eso sí, patriótico. Sí, hay quien ha insultado a un jugador afroafricano, o sea, negro. Pero porque era muy chulito y se subió a la grada. Claro, igual que en cuanto se habla de los insultos a Vinicius (que es afrosudamericano, o sea, negro) sale alguien diciendo que es un broncas y un provocador. De esto, de ese extraño afán por cargar contra la víctima y no contra el victimario ya hablamos hace unos días. Y da igual que se trate de insultos racistas o relaciones sexuales forzadas .
Dejo aparte la reacción del F.C El Rayo de Majadahonda que se negó a seguir jugando tras los insultos a su portero. Un portero que, repito, es afroafricano, o sea, negro. Lo que dejo aparte es que, al parecer, esta reacción lógica y deseable en cualquier encuentro, no ha parecido bien a muchos. Pues vale.
Y dejo aparte también este racismo importado que no es nada nuestro. Lo sorpredente esta vez es que también se haya cargado contra un jugador gitano llamándole eso, gitano. Por eso digo que a algun bestia de los que gritaban se le ha despertado el racista ibérico que llevaba dentro. No nos engañemos, España presume de país poco racista con los negros. Y lo era, mayormente que aquí no había. O con los sudamericanos por la misma razón. Con los moros (así les llamamos) ya es otra cuestión pero aún siguen siendo pocos. Así que menos problemas
Pero ¿y los gitanos? Ah, los gitanos es otra cuestión. Los gitanos en nuestro país están tan discriminados como se dejen. Los gitanos son sucios, ladrones, asociales. Y más cosas que me callo. Así están considerados desde antes de Felipe II. Y por eso ya hace casi quinientos años este rey promulgo una Pragmática en que los traía fritos. El racismo antigitano lo llevamos en las venas desde hace 5 siglos. O más. Desde los cuentos para niños a las historietas de Ibáñez. El Hombre del Saco era gitano. Con seguridad.
A ver cómo nos cargamos ahora tanto prejuicio y tan nuestro. Largo me lo fiais…