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ESTOS TIEMPOS

lunes, diciembre 15th, 2025

No sé de quién son pero no son los míos. Aquí estoy yo, completamente acelerada y cercana además al agotamiento. La cuestión es que los tiempos se han cambiado de sitio.

Cuando yo era pequeña, aprox. en el Pleistoceno Superior, volvíamos del verano para el curso escolar (que, por cierto, empezaba tardísimo, a primeros de octubre) y en algunos pueblos, no en el mío, se celebraba el final de la vendimia con procesiones dedicadas sobre todo a Cristo.

Después pasaba un tiempo colegial y trabajador aburridísimo, roto sólo por la festividad del Pilar. Venían luego los buñuelos de viento y los huesos de santo. Para la Inmaculada, los distintos ayuntamientos empezaban a montar las luces navideñas que se encendían más tarde. Las reuniones familiares, con o sin cuñado, se dejaban para Nochebuena y el día de Navidad. Ahí mi ciudad se volvía un poco loca con todo el mundo comprando regalos para Reyes. Al día siguiente empezaban las Rebajas con mayúsculas. Y se acabó.

Ahora en el Pilar anuncian el Black Friday que nadie sabe pronunciar y que traducido, es una semana o más de rebajas. Todos los Santos es ahora el Halloween, donde disfrazados de fantasmas sanguinolentos los más pequeños piden «truco o trato» que ya me diréis. Y para entonces ya están las luces de de navidad deslumbrándonos como si toda España fuera Vigo o Cortylandia. Mucho antes de Reyes ya estamos todos hechos polvo.

Estas no son mis navidades, mis Reyes, mis fiestas. Y siento mucho que mis hijos no vivan aquellas. En mis tiempos, lo importante era reunirse en familia, celebrar lo que nos queríamos, ponerse guapos, cantar villancicos, mucha pandereta y algo de turrón… ir, incluso, a la Misa de Gallo (a los niños nos volvía locos estar hasta las tantas fuera de casa y allí, al calorcito y el incienso nos dormíamos siempre). Los regalos, con ser tan importantes, eran lo de menos. Al menos así lo veo ahora con la perspectiva que dan los años y, en cuanto me descuide, los siglos.

En estos tiempos que no son los míos, se baja una del verano en Halloween y engancha las compras a todas horas con gafas de sol por el exceso de luz, que parece que toda la ciudad lleva los faros de niebla puestos. Hay obligación de comprar porque es Navidad o hay Rebajas o me hace falta esto o no lo necesito pero me da igual. No me gusta, no estoy de acuerdo y no que no. O será que estoy mayor.