TÍTULOS (II)

diciembre 5th, 2022

Lo decíamos de pequeñitos: «Y ahora viene la segunda parte que es la más interesante». En este caso la segunda parte es más bien triste y de mucho pensar.

Supongo que todo aquel montaje sonoro e iracundo tiene algo que ver con Tamara Falcó, la marquesa por antonomasia según varios medios de comunicación. Eso me gusta más todavía porque Tamara es joven, guapa y elegante. Simpática además con ese deje pijo estupendisimo que a veces despista sobre lo inteligente que es.

Y lo supongo porque no creo que mi particular Fiera Turca (perdón turcos y otros amigos) tenga trato o siquiera acceso a ningún título nobiliario como no sea viendo a Tamara en El Hormiguero o similar.

Lo que me impresionó fue su odio, su ira, la cólera que traía ya de su casa. Porque yo no tuve tiempo ni me dej´´o un instante para provocar su indignación. Ahora los llaman jeiters (haters, escriben), odiadores, en las redes sociales. Y nunca me había encontrado con ninguno. Lo de esta mujer no sé si era ser jeiter o, simplemente, maleducada en grado sumo. Pero me pregunto cómo y por qué sale una a la calle con esa rabia dentro. Abrigada, además de con su cazadora rojo atemorizante, con kilos de rencor y furia.

Tal vez lo suyo era lo que los clásicos llamaban «odio de clase», así, a la antigua. O que había tenido un día regularmente espeso, no necesariamente agotador como el mío pero tampoco tan divertido.

En fin. Luego nos quejamos de que los Padres y las Madres de la Patria (o Matria, según se mire) se insulten y digan cosas feas, desagradables y zafias en el Congreso. ¡¡Pero si eso está en la calle!! No sé si es la gente corriente la que copia a los diputados o si los políticos se ponen vocacionalmente a la altura del adoquín. En cualquier caso, todo muy feo.

La Luna

septiembre 29th, 2024

La Luna de la cosecha. La Luna roja. La Luna de sangre. La Luna india. En septiembre, a la luna se le colocan adjetivos varios y extraños nombres. Es porque en este mes se vuelve más grande y se tiñe a veces de colores que no son su blanca palidez.

Están además la Luna lunera cascabelera. La Luna sí, la Luna no, ay la Luna de Benidorm. La Luna que en el mar riela (rïela, nos enseñaban en clase de literatura para romper el diptongo). La Luna que más pura brilla en esta orilla. La Luna llena que llama al Hombre Lobo. Y la Luna nueva que se esconde para que no la veamos. La del Claro de Luna de Debussy sobre poema de Verlaine. Y la de Blue Moon que está triste y azul como el gato aquel. Muchas y diversas lunas con las que podemos medir el tiempo.

Y luego está la luna de Elon Musk que pierde su mayúscula frente al dólar. El señor Musk está empeñado en reescribir las leyes de la naturaleza a su manera y modo. Colecciona hijos probeta y naves espaciales. Y quiere darse un paseo por la luna lo antes posible.

Ya sabemos que la ONU no sirve de nada. O sirve de muy poco, poquísimo. Para el caso que le hacen, los cascos azules podían ser verde oliva, el color de moda este otoño.

Pero… ¿y la UNESCO? ¿No es esta gente la encargada de buscar, encontrar y calificar sitios Patrimonio de la Humanidad? ¿y de controlar que estén bien cuidados? Pienso que la Luna cumple los requisitos de la UNESCO para encabezar la lista de Patrimonio Natural y no sé si está en ella pero, me temo, que frente al poderoso caballero don Dinero lleva todas las de perder.

A mí el señor Musk, don Elon, me parece de una vulgaridad extrema. Y, por favor, a quien pueda interesar, que no le dejen tocar mi Luna, lunita.

LUGARES MÁGICOS

septiembre 8th, 2024

Están por todas partes pero entre prisas y trabajos nos olvidamos de ellos. Tendemos además a identificar los lugares mágicos con puesta de sol magnifica, prado verdísimo o árbol hueco. Y aunque en muchos de estos sitios se respire la magia y bailen las hadas hay otros, en su mayoría disfrazados de zona corriente y moliente, más cercanos. Sólo hay que saber identificarlos.

Mi lugar mágico favorito es _en un centro comercial_ el ascensor de mi cine también favorito. Empezando porque tiene un cartel impreso indicando el mundo al revés. «Ascensor en funcionamiento» advierte el día en que efectivamente está en servicio. Que no son todos y desde luego, nunca los días de lluvia. Porque como cantaría un menor, acompañado o no, «el ascensor de mi cine es particular, cuando llueve se moja como los demás». Y le sienta fatal. A veces intento imaginar cómo sería un paraguas para ascensores. Porque a éste desde luego, le hace falta. En fin.

Es tan original que muchos al ver su cartel piensan que no funciona y se van por las escaleras. Falta de lectura comprensiva. Y apego a la costumbre, si un ascensor tiene por fuera un cartel, lo suyo es que diga No Funciona. No saben que este ascensor es un lugar mágico. Y libre.

Tanto que la voz grabada de ordenador, tan aséptica, aquí tiene su duende y advierte siempre: «Ascensor subiendo», lo que a ratos resulta inquietante. Porque este centro comercial tiene planta baja y luego dos pisos más que son dos pisos menos. No sé si me explico. El cine está en la planta menos dos. Y a veces, el anuncio de «Ascensor subiendo» desde el bajo parece un recordatorio del «De Madrid al Cielo».

Con semejante acceso al cine cualquier película viene ya bañada de magia e ilusión. Qué suerte.

OTOÑO

septiembre 2nd, 2024

A lo bestia. Los que hablan de la dulzura de septiembre y de octubre dorado y la dulce melancolía de las hojas cayendo y todos esos etcéteras tan poéticos, no viven en Madrid. Ni alrededores tampoco.

Yo me siento más madrileña y alrededores que ninguna. Aunque haya vivido tantos años fuera y vaya, vaya, aquí no hay playa y sí unas colas enormes para todo, lo mismo da que sea en la pescadería o en el Museo del Prado. Me encanta mi pueblo. Sin embargo Madrid también tiene sus defectos. y uno de ellos, importante, es la climatología siempre brusca y algo histérica.

El verano es un horno y un señor en la tele anunciando cada día una ola de calor a estrenar. Y el otoño… uy el otoño. Este no se anuncia ni nada. A las diez estoy cenando en el jardín _mínimo_ con unos amigos. A la una los despido cariñosamente y recojo. A las tres cae el primer rayo con trueno inmediato porque la tormenta está justo encima. Y a continuación el diluvio universal. Ya ha llegado el otoño. A lo bestia, ya digo.

Como primera demostración de fuerza otoñal, la lluvia cala los cojines de las sillas del jardín. Llueve _y a ratos graniza_de tal manera que no me atrevo a salir al rescate de tanto almohadón empapado.

En consecuencia el día siguiente me veo obligada a llevarlos a una lavandería con secadoras de tamaño industrial. Talmente como en las pelis americanas. Paso allí casi dos horas con novelón acompañante. La secadora aventa los cojines y les sopla aire caliente empeñada en lograr un ambiente tuareg. Pero por las juntas se le escapa vapor que aquello parece las Maldivas. Solo falta Tamara Falcó en pareo. La parte buena: tanto calor húmedo me ha hecho una limpieza de cutis en profundidad y tengo la piel suaaaaaave. ¡Viva el otoño!

MAS DESCONCIERTO TODAVÍA

agosto 17th, 2024

Me pican los mosquitos. Siempre. Aunque haya varias personas en la habitación (o chiringuito o tienda de campaña). Los mosquitos me eligen siempre, soy su favorita.

Visto que tengo las piernas decoradas con enormes lunares rojos, mi médica se apiada de mí y me receta pomada de corticoides para que me unte sobre la decoración. Ni ella ni yo tenemos claro que sea cosa de mosquitos. Yo pienso en arañas porque los mosquitos vuelan y hacen zzzz. Y, esta vez, no.. Ella no sabe no contesta. El del Nilo o el Mono no son.

En las dudas, cada noche deambulo por la casa de safari nocturno con un aerosol (malísimo para el planeta, lo sé) que vale para todo insecto que no se identifique en la entrada. Y de pronto se me enciende la bombillita del ¡eureka!: pulgas, seguro que son pulgas.

Ahora bien, de pulgas yo no entiendo nada. Mi única referencia al respecto es el perro Pulgoso y sus risitas. Me lanzo a Internet buscando confirmación y remedios. Lo primero es fácil: durante mi última mudanza mi prima favorita se ofreció a hacerme de guardamuebles del sofá. Le estoy eternamente agradecida pero no se me ocurrió pensar que su casa consta no solo de marido e hijos, sino también de perros y algun gato vecino. la parte «perros» es importante. Deduzco que las mías son pulgas importadas.

En cuanto a la solución plaguicida, Google me ofrece todo un mundo de color. De color blanco, sobre todo. Y algun cacharrito tecnológico. Al día siguiente me hago con un kilo de sal fina de mesa, otro de bicarbonato y el matón enchufable (las ciencias adelantan que es una barbaridad). Siguiendo instrucciones espolvoreo sobre el sofá, las sillas y alfombra los blancos, niveos etc elementos. El ambiente queda que dan ganas de cantar Montañas Nevadas.

Conecto entonces el aparato eléctrico con licencia para matar pulgas por ultrasonidos, ultrasustos o lo que sea. Es pequeñito y, por supuesto, blanco. Y tiene unas graciosas luces de colores que se encienden y apagan con alegría y ritmo.

Enchufo después mi miniaspirador para llevarme por delante el níveo manto o como se diga del sofá. Que, se supone, en unas horitas ya ha cumplido su función eliminadora de pulgas. Y… nada. No funciona, tiene problemas serios de batería.

Así que heme aquí: La casa disfrazada de la Casa Blanca talmente como si el interiorismo lo hubiera hecho la mujer de Lot. Y en la pared del fondo lucecitas de colores (azul, amarillo, rojo y verde) alegres e intermitentes.

Hago lo único factible: me siento en el sofá entre las blancas colinas de almohadones, canto Noche de Amor Noche de Paz y también Los Peces en el Rio y espero al trineo de Papa Noel.

DESCONCIERTO

agosto 6th, 2024

La vida, a ratos, es muy desconcertante. O sea, va una por la vida con las ideas claras y la agenda bien ordenadita. Y de golpe y porrazo… ¡zas! el desconcierto. En mi caso, yendo por la autovía 509 desde el más allá donde habito en dirección a la civilización occidental, es decir, Majadahonda. El desconcierto se manifiesta en forma de embrague que en lugar de cumplir su obligación de director de marchas, elige la libertad. Esto que durante el invierno sería un percance, en estas fechas y temperaturas se convierte en riesgo de ataque de calor. De nervios también pero sobre todo de calor.

Y luego las cosas que tiene agosto: mientras espero a la grúa llamo a varios talleres de reparación en la zona. En todos me cuentan que están a tope y esta no es temporada buena para que se estropee el coche. En uno me dicen que no pueden tocar mi pobrecito utilitario hasta el 26 del mes corriente (a pie). En otro que no tienen coches de sustitución ni alquiler hasta pasada la Virgen de agosto. Y en el tercero me piden comprensión para el hecho de que ellos también tienen derecho a veranear. Porque ese es el tema, que los talleres están a medio gas, con bastante más de la mitad de la plantilla en Benidorm o en casa de los abuelos en el pueblo.

Creía yo en mi ignorancia que la vida en este país se había modernizado un montón. No hasta el punto que piensa y nos dice Pedro Sánchez pero mucho, bastante al menos. Y no. Seguimos con tiendas, bibliotecas y talleres cerrados por el calor y porque agosto es mes de vacaciones y ya está. España no solo es diferente sino también estacional.

Medito sobre este asunto mientras espero a la grúa. Veo la información sobre la temperatura exterior que no es 84º aprox. como imaginaba sino algunos grados menos. Delante para un señor en moto. Digo señor para ponerle una edad y maneras, no es un motero imberbe licuándose bajo la chupa de cuero negro. Se ha parado para preguntarme si estoy bien o necesito algo, si funciona el aire condicionado del coche y si tengo agua. Así, sin conocerme de nada, por puro interés en el prójimo y solidaridad. Como aprendí yo con mis padres y ejerzo siempre que puedo. Le miro como Julia Roberts miraba a Richard Gere cuando este trepaba a su ventana con las flores en la mano. Para mostrarle mi agradecimiento más profundo. Mi emoción también. Y no lloré de la mencionada emoción para no deshidratarme. Desconcierto, ya digo.

LA VUELTA

julio 14th, 2024

Me he tomado un trimestre sabático. Lo hago de vez en cuando y lo recomiendo. Ahora vuelvo con las pilas cargadas y encantada de la vida.

En estas ausencias, tan importante es lo que se pierde como lo que encuentra una después. Me he ahorrado por ejemplo todo el folletin de la política epistolar. Sin entrar en lo que se diga en cada cartita, el sistema me parece viciado de principio. Y de principios. Una manera de saltarse parlamentos, ministerios (para empezar el que corresponda a Información o Comunicación) y demás zarandajas. Carta viene, carta va, a una se le quitan las ganas de votar.

Y no me he perdido el flequillo de Begoña Gómez porque sale a todas horas en la tele. Como su cuñado, el hermano feo de Pedro Sanchez, que estaba un poco de perfil pero ya ha empezado a copar portadas del telediario. Qué bien haber pasado tantos días regando las petunias.

Vuelvo a la vida seria para darme de frente con la pataleta de Nacho Cano. Y posterior comentario _ya sabido_ de Madame Madrid es Libertad. Compruebo así que los egos varios siguen empeñados en chupar cámara y robar foco.

Y mientras tanto, el país va como va. Ah, que no es el país sino Vox que se va, se va y no se ha ido. Con 26 mujeres asesinadas por sus parejas (algunas ya listadas en el registro de Viogen). Y un montón de niños asesinados por su papá, que cosas. Claro, como los papás no tienen instinto maternal que es el que mata menos…

Y un domingo atropellado y rebosante de noticias que dejo para mañana porque, de verdad, Trump, Wimbledon, Berlín y un calor de morirse es mucho para una sola columna. Las petunias, florecientes, ya digo.

PREJUICIOS PROPIOS

abril 2nd, 2024

Recién pasados por agua en esta Semana Santa que parecía una procesión permanente de Nuestra Señora del Paraguas, nos encontramos con varios casos de racismo. Racismo futbolero y poco imaginativo. Pero, eso sí, patriótico. Sí, hay quien ha insultado a un jugador afroafricano, o sea, negro. Pero porque era muy chulito y se subió a la grada. Claro, igual que en cuanto se habla de los insultos a Vinicius (que es afrosudamericano, o sea, negro) sale alguien diciendo que es un broncas y un provocador. De esto, de ese extraño afán por cargar contra la víctima y no contra el victimario ya hablamos hace unos días. Y da igual que se trate de insultos racistas o relaciones sexuales forzadas .

Dejo aparte la reacción del F.C El Rayo de Majadahonda que se negó a seguir jugando tras los insultos a su portero. Un portero que, repito, es afroafricano, o sea, negro. Lo que dejo aparte es que, al parecer, esta reacción lógica y deseable en cualquier encuentro, no ha parecido bien a muchos. Pues vale.

Y dejo aparte también este racismo importado que no es nada nuestro. Lo sorpredente esta vez es que también se haya cargado contra un jugador gitano llamándole eso, gitano. Por eso digo que a algun bestia de los que gritaban se le ha despertado el racista ibérico que llevaba dentro. No nos engañemos, España presume de país poco racista con los negros. Y lo era, mayormente que aquí no había. O con los sudamericanos por la misma razón. Con los moros (así les llamamos) ya es otra cuestión pero aún siguen siendo pocos. Así que menos problemas

Pero ¿y los gitanos? Ah, los gitanos es otra cuestión. Los gitanos en nuestro país están tan discriminados como se dejen. Los gitanos son sucios, ladrones, asociales. Y más cosas que me callo. Así están considerados desde antes de Felipe II. Y por eso ya hace casi quinientos años este rey promulgo una Pragmática en que los traía fritos. El racismo antigitano lo llevamos en las venas desde hace 5 siglos. O más. Desde los cuentos para niños a las historietas de Ibáñez. El Hombre del Saco era gitano. Con seguridad.

A ver cómo nos cargamos ahora tanto prejuicio y tan nuestro. Largo me lo fiais…

TENGAMOS CUIDADO

marzo 26th, 2024

Vivimos en una sociedad tan patriarcal que debemos tener máximo cuidado para no caer en las trampas. Que están por todas partes: en casa, entre los amigos, en el trabajo, en familia, en el super.

Me doy cuenta charlando con unos amigos. El tema es peliagudo: Dani Alves y sus méritos para estar en la cárcel y salir de ella muy condicionalmente, rumbo, supongo, al avión privado y un país con palmeras. Pero casi de inmediato la conversación gira hacia la víctima. Y ahí es dónde nos perdemos en grupo. Se comenta que la víctima había bebido mil copas. Que estaba con el futbolista en un reservado. Que se fué con él a los lavabos. Que qué se esperaba en esas circunstancias. Que no se le puede dar marcha a un hombre y no darse cuenta de lo que pasará después. Que….

Y esa es la trampa. De pronto parecemos los abogados defensores del ¿señor? Alves. Estos amigos son buenas personas (comprobado) y, aparentemente, poco machistas (no conozco a nadie y me incluyo, que sea Cero Machista). ¿Entonces? Pues que aún vivimos en una sociedad patriarcal que se aferra a dichos y costumbres de siglos pasados, pero que muy pasados. Y esa mentalidad nos impregna en cuanto nos descuidamos. No es cuestión de teoría sino de práctica. Tenemos que sacudirnos los hábitos para que se ventilen. Dejar de empatizar con los violadores condenados y desearles mucho arrepentimiento y contrición y propósito de la enmienda y… muchos años de cárcel. Y no pensar en la víctima más que como eso, como una víctima. Da igual que sea una niña bien o una prostituta, que esté con copas o a trinaranjus, que vaya bien tapadita o descocada. No quería más y fue agredida sexualmente. Violada, vamos.

No sigamos cayendo en la trampa de buscarle excusas al violador a costa de la víctima. Tengamos cuidado.

EL AGUA Y YO (III)

marzo 7th, 2024

Ayer me enteré de que los hombres que se ocupan de mí y particularmente de mi salud y bienestar físico se llaman siempre Fernando. Así se llama mi fisioterapeuta y el profesor/entrenador de natación. Para distinguirlos cuando pienso en ellos los llamo»Fernandoelquemecruje» (denominación de origen donostiarra, porque donostiarra es la amiga que me lo sugirió) y Fernandogluglú.

La semana pasada Fernandoelquemecruje estuvo propiamente crujiendo, ordenando, estirando, ablandando y algun etcétera todo lo que se me habia cambiado de sitio o puesto tieso por culpa de Fernandoglugú. Y es que este último al principio tenía en mí una fe ciega. Tanta que me hacía cruzar piscina, patalear (que técnicamente se llama «¡patada!») y controlar la respiración «¡burbujita!» mucho más de lo que mi cuerpo y mente eran capaces de hacer. Ahora, días después, ya su fe es sólo algo miope y nos llevamos mejor.

_Alicia _me dice_, tú mucha respiración, ¡burbujita! ¡burbujita!, porque el impulso de avance y la flotación ya los tienes.

Y yo me quedo mudita, con lo difícil que es callarme a mí, porque no sé muy bien si, en conjunto, esto que me dice es bueno o malo. Agotada salgo y con agujetas en lugares extraños.

Y luego está lo del gorrito dichoso ahora complementado con unas gafas de hormiga atómica que, de verdad, no favorecen nada. Cuando me quito el gorro me caen ríos de agua por la espalda y sobre los hombros. Porque la gorrilla esta no vale más que para asustar al enemigo. Segura estoy de que si me cruzo con un tiburón, sale pitando. Es la antítesis del glamour. Luego, cuando me seco el pelo, se me queda una melena ondulada pero muy ondulada. Algo así como de El Rey León pero sin la parte Rey.

Eso sí, los dos Fernandos opinan que la natación es buenísima en general y mejor todavía para mí en particular. Así que, con la imaginación puesta en un futuro de sílfide y Esther Williams, continúo.

AGUANTE Y VULGARIDAD

marzo 1st, 2024

Llevo semanas aguantándome. Varias. Desde que Inés Hernand nos contó los Goya, que ya lo dijo ella, que los contaba en plan humor y comentario, no en plan transmisión periodística. Y lo que me aguanto es un odio bastante visceral hacia la televisión pública que es de todos y entre todos la pagamos. Esta RTVE de los últimos tiempos me despierta indignación frecuente y, esta mañanita, repugnancia incluso.

Tenía yo una mañana de marujeo total, incluidas lavadora, compra, guisoteo y no incluida plancha porque de verdad, por ahí, por la plancha, sí que no paso. Acorde con mi situación y ánimos decidí poner la teleone para informarme de la corrupción política de la semana y como agradable sonido de fondo

En la pantalla aparece una escena que me hace sospechar que me he equivocado de canal. Compruebo el mando. No me he equivocado. Vuelvo a mirar y veo un señor, bueno, el culo de un señor (¿?) con una bengala chisporroteante bien plantada por medio y mitad. Unos jóvenes varones se despepitan de risa y comentan que debe ser el cumpleaños del, pongamos, bengalí. El, pongamos, bengalí, duerme el sueño de los justos (¿?). Me quedo tan atónita que vuelvo a ver la escena casi al completo antes de ser consciente y apagar la teleone. Porque, por si no me he enterado bien a la primera, el vídeo o lo que sea se reproduce de nuevo. Luego me entero de que un par de delincuentes cometen alegremente este tipo de tropelía y además abusan sexualmente de unas niñas (¿a que lo de niñas suena mucho más horroroso que «menores»? pues resulta útil recordar que menores significa simplemente niños o niñas según el caso). Todo ello previa ingestión voluntaria y/o forzada de drogas varias.

Y ahora viene la pregunta: ¿Ayuda a la información el pase por la tele en bucle de semejante escena? ¿Me ayuda a mí de alguna manera el verla? Porque con mis impuestos se paga el programa que, repetidamente, la emite.

Tal vez sea yo una rancia pero lo de esta mañana en un programa supuestamente informativo y lo de Inés Hernand en los Goya me parecen una muestra de vulgaridad. Y si, como al parecer sucede con la señora Hernand, es que a los más jóvenes les atrae mucho el visionado de la vulgaridad pues qué pena de educación les hemos dado. Y mal remedio es fomentar esta querencia.

La señora Hernand abrió su «Goyas» con una blasfemia, continuó llamando «icono» a todo el que pasaba cerca, presidente o el último de la fila y avisando de que tenía un gas. Finalizó con un eructo a micrófono. La redacción y los responsables últimos del programa siguen a tortas, unos a favor y otros en contra.

El programa de y para mañaneros nos plantó la escenita antes descrita sin discusión, por lo que se ve. Y se oye.

Pero a mí que lo pago con mis impuestos nadie me ha preguntado mi opinión. Y cada vez que veo este tipo de cositas en «mi» tele me da una vergüenza atroz. Y me lleno de odio hacia RTVE que juega con mi dinero y me agrede con su vulgaridad. Y me aguanto, claro.