Hay que ver el afán procreatorio que les ha entrado a nuestros mayores. Y a los no tan mayores. Aquí, en este país, con tantos calores climáticos y tanto político acalorado el personal va a lo suyo y sólo piensa en lo único.
En mis años de facultad coreábamos una consigna no por grosera menos realista:
A follar, a follar / / que el mundo se va a acabar
El mundo no se ha acabado todavía aunque está cada vez más maltrecho. Y en cuanto a la primera parte de la sentencia, es facilmente comprobable que hay gente que se quedó con ganas. Y además sin anticonceptivos.
Ahí tenemos a Bertín que le ha salido una novia de 32 añitos, respondona y exigente. Y embarazada ya de algunos meses. Dice él que son cosas que pasan. Un accidente. Pero que se hará responsable. Que él, ya lo sabe todo el mundo, es un señor.
Vale, pero si a la edad que don Bertín ostenta (porque hay que reconocerle que los 69 añazos los ostenta, no como otros que más bien los arrastran) no ha aprendido aún a evitar que el mundo se acabe ligando con jovencísimas sin «tomar precauciones» como dicen en las pelis americanas…. En su época no había clases de educación sexual en el cole pero digo yo que algo habra aprendido en lo que las redes sociales, tan cursis simpre, llaman la «Universidad de la vida».
Porque no quiero pensar que sea uno de esos ¿señores? que dejan el tema de la procreación o no, exclusivamente en manos de las chicas. Ay Bertin