Archive for the ‘Uncategorized’ Category

LA RECAÍDA

martes, julio 9th, 2019

Desde el viernes 16 de junio, día de san Aureo, santa Julita y santa Lutgarda entre otros, hasta el reciente jueves 4 de julio, día de santa Isabel de Portugal y san Valentín de Berriotxoa y día también de la declaración de Independencia de Estados Unidos… pues que entre ambas fechas me he caído dos veces.

He tenido una caída MasterChef en la cocina de casa. Una caída que primero fue a cuatro patas al objeto de pulverizarme las rodillas y a continuación se prolongó en un decúbito no sé si prono o supino porque hace tiempo que no veo una peli de detectives  (que es donde una aprende a diferenciar los decúbitos). El caso es que hubo que llamar al servicio para que me ayudara a levantarme porque yo solita impossible mission.Y sin Tom Cruise ademas.

Y una recaída tan Espectacular que no sé cómo llamarla. Fue primero una caída Intelectual, ya que se produjo en las escaleras de la Biblioteca Rosalía de Castro de Pozuelo de Alarcón. Justo salía por la puerta y los escalones se abalanzaron sobre mí rapidísimos y con muy malas formas. Veloz yo también intenté esquivarlos echándome ligeramente a un lado. Y fracasé. Se convirtió el tortazo entonces en una caída Ecológica puesto que tanto los escalones contra los que arremetí a caderazos como  la pared lateral donde empotré la cabeza, eran de granito de la sierra de Guadarrama. Un granito gris conocido por su especial dureza y resistencia a los golpes, cuyas canteras están casi a la puerta de Madrid, es decir, producto de la tierra y sin intermediarios. Tengo un chichón de tamaño regular, un cardenal de la misma talla en la cadera, justo donde se apoyan los nardos  y el pantalón blanco que llevaba que ya no es blanco sino color “piedra”, mucho más elegante.

Lo de caerse en picado al suelo o rodar en escalón-crossing tiene su gracia al principio. Pero una vez que ya le has cogido el truco, aburre. Bastante.

Así que telefoneo a mi prima la Bruja de la Lejana China por si puede apañarme algo más divertido. Que está en un akelarre, me guasapea, y que hablaremos cuando acabe. Me pongo contentísima porque de una reunión de estas salen todas muy animadas y deseosas de hacer experimentos y cuidar o descuidar  _según gustos_al que se ponga a tiro.

Cuando hablamos otra vez, ella está en el coche. De verdad que pudiendo tener escoba mágica no sé qué hacen estas brujas modernas todo el día en la carretera y con el manos libres. En fin que le cuento. ¿Y qué hace ella? Se ríe a carcajadas, donde le verá la gracia a que vaya yo dejándome las articulaciones y tiritas de piel si se tercia por todo el paisaje ibérico…

Es que las Brujas de la Lejana China cada vez se parecen más a los médicos de medicina tradicional occidental, que se ríen del paciente o le faltan al respeto a las primeras de cambio.  Cuando deja de reirse, me explica que las caídas repetidas son Autocastigo. Así, con mayúsculas y todo. O sea que el paciente que se cae con frecuencia lo que está haciendo es Autocastigarse. Y no soy yo quien para discutir los diagnósticos de mi prima la Bruja de la Lejana China. Desde luego, la parte auto no sé cómo será. Pero la parte castigo es tal cual lo que su nombre indica.

Ahora a esperar que me mande algunas de las hierbas/pastillas de nombre exótico que les vuelven locos en la farmacia. Esas del Chi Sun Ji Guay o Chu En Lai o algo similar, que me devulevan el equilibrio y me perdonen el Castigo que del Auto ya me encargo ho.

UN REGALO

viernes, abril 5th, 2019

Esta casa nueva es como un hijo y como cualquier hijo, no deja de darme alegrías.
Gracias a ella conozco a mogollón de empleados de Movistar, alguno del seguro de hogar (rama neveras y congeladores), varios jardineros, una señora de la limpieza y una limpiadora (que no son lo mismo, de verdad), un fontanero, un empleado de mantenimiento etc.
Muchísimas personas. La mayoría de allende los mares (del sur, este y oeste) y otros de allende el Danubio que, azul o no, está lejísimos. También hay personal local.
Esta casa es una auténtica relaciones públicas. Me pone en contacto con personal diverso, hace las presentaciones y luego se esconde, discreta, en la creencia de que ya nos apañaremos nosotros. Es una creencia a menudo equivocada.
Con todo ello, días hay en que estoy de la mencionada casa hasta el gorro.
Bueno, pues la semana pasada me ha hecho un regalo que me obliga a perdonárselo todo.
Volvía yo después de aparcar andando por los jardines y por la tarde. Y de repente un perfume intenso me atacó por el lateral. Concretamente mi perfume natural favorito. Miré a mi alrededor sorprendida porque por la mañana, cuando hice el recorrido inverso, no hubo perfume, natural o no.
Y allí estaba. Justo delante de la ventana de mi dormitorio. Un arbusto pelado hasta hace poco y que luego había echado cuatro hojas verdes y anodinas. Esa mañana era sólo la evolución primaveral de un matojo. Y esa tarde se había convertido ya en un enorme ramo de lilas contradictorias. Las llamo así porque son lilas blanquísimas en vez de atenerse a lo que su nombre indica.
Las lilas contradictorias son un regalo de mi casa nueva. Las flores duran poco pero cuando desaparezcan, ahora sé también que están ahí, escondidas, disfrazadas dentro de un arbusto corrientito, como para no llamar la atención.

MUNDO INSÓLITO

sábado, febrero 23rd, 2019

No tengo muy claro si este título viene de las páginas centrales del Hola o de algún tebeo de mi infancia. Pero se me ha ocurrido aquí mismito, sin salir de casa. Porque en mi casa suceden cosas cuando menos desconcertantes.
A veces los cajones del congelador se adhieren al fondo y entre sí que ni con agua caliente, de verdad. No es un dicho. Es la cruda y sobre todo, fría, realidad. ¿Por qué se adhieren? Porque una, fina primero y luego bastante gruesa, capa de agua congeladísima los rodea. ¿De dónde sale el agua? Pues eso es lo insólito. En un frigorífico tan No Frost como el que más, sin conexión a las mangueras del jardín o la piscina del vecino.
Y hablando de vecinos. Vivo ahora en un bajo y estoy de limpieza en el cuarto de baño. Tiro el agua del cubo de la fregona al váter. Y tiro a continuación de la cadena. Y el agua no se va. Todo lo contrario. Sube y sube hasta casi desbordar la taza. Ya que estoy metida en faena, cojo el desatascador y ataco con furia.
Me temo lo peor. Porque en principio desconfío de un inodoro atascado. Muchas historias he oído sobre crías de cocodrilo o serpientes pitón de siete metros que se pasean por los desagües. El desatascador hace honor a su nombre (si es que se llama así) y hace aflorar desde el subsuelo medio kilo de papel higiénico blanco en trocitos y… un calcetín. Blanco también.
Y ahora viene lo insólito. ¿De quién es el calcetín? Es grande para mi pie y diminuto para el pedazo pie de mi hijo. Y no siendo de casa y estando en el bajo deduzco que el calcetín en cuestión viene de arriba. Aparte de que en mi familia nunca ha habido la afición de ir metiendo calcetines en los váteres. De hecho cuando mis sobrinos mellizos eran pequeñísimos sí tuvieron una etapa
exploratoria de los misterios de la naturaleza. Pero lo que tiraban al váter (y empujaban luego a ver qué pasaba) eran libros. Concretamente los que dormían en la balda más baja (y por tanto, accesible) de la librería del pasillo. Jóvenes intelectuales eran mis sobrinos.
Y misterioso el vecino calcetinero. Como además no utilizo el ascensor no puedo subir con un vecino e inmediatamente mirarle los pies a ver si da la talla.
Mundo insólito, ya digo.

CAMA Y PAREDES

sábado, enero 26th, 2019

Quiero contaros que la mudanza esta eterna (hoy he tenido pintores en casa que para eso es sábado) está teniendo consecuencias en mi físico y en mi química.
El día 13 de enero pasado, domingo caminito del lunes, a las 7 horas y 12 minutos, me he caído de la cama por el lado donde en mi anterior dormitorio había una pared. En mi cuarto de ahora no hay pared.
Sé la hora exacta porque en mi ansiedad por agarrarme a algo tiré la lámpara de la mesilla de noche, dos libros que dormían allí y algunas cosillas más.
Ya en suelo firme (todavía no he sacado las alfombras pequeñas) me quedó justo enfrente, a la altura de los ojos, talmente como deben colgarse los cuadros, el reloj. Y esa hora marcaba.
En conjunto ha sido una experiencia enriquecedora por lo novedosa. Aunque tiene algun precedente. Recuerdo que con 3 ó 4 años también me caí. Por causas de las que no guardo memoria.

INSTRUCCIONES

domingo, julio 29th, 2018

Creedme, no sólo hay que leerse las instrucciones. Además hay que hacerles caso. Y, a veces, eso es lo difícil.

Los que me conocen ya saben que me aburre sobremanera tomar el sol. Piscina, sí. Solazo en la hamaca, no.

Se trata de algún resto de mi carácter de adolescente. Mar, mucha. Solazo en la toalla, no.

Mientras mis amigas los últimos días del curso, se arremangaban el uniforme y se daban la crema de la vaca y el unte de zanahoria en tubo e incluso aceite de coco o similar para freirse mejor, yo… Yo, no. Lucía por entonces un bronceado natural que me evitaba esas fatigas. Qué poco sabía en aquellos años que la vida me lo arrebataría.

Resulta que, con la edad, la melanina se estropea. Como todo. Yo empecé destiñéndome y perdiendo color. Y ahora tengo un tono acelga de invierno que es preciso remediar a base de sol o sucedáneos. Porque la melanina unos días se dispara y otros se va a tomar viento.

En un sarao familiar veo a dos de mis primas, ya morenas de natural, con bronceado conguito. Corro a preguntarles si a ellas no se les ha ido la melanina a esparragar. Me dicen que sí pero que se ponen una maravillosa crema colorante, cuya virtud principal es no volver la piel amarillo limón ni naranja butano. Algo que a las oscuritas nos sucede con toallitas, esprays y cremas varias amorenantes.

Tomo nota del nombre y marca (¡¡encima no es cara!!) y al día siguiente me la compro. Por la noche, leo las instrucciones y me planto frente a la tele. Pongo peliculón de amor y lujo que tengo grabado y me unto por arriba y por abajo y por los laterales. Guapísima preciosa quedo. Y distraída con el peliculón que es de mucha emoción y más llorar.

Hasta la mañana siguiente no me he dado cuenta de que no me había lavado las manos inmediatamente con mucha agua y mucho jabón como mandaban las instrucciones.

No sabéis como tengo las palmas de las manos. Un tono mandarina salvaje tremendo. Tres días con las manos en los bolsillos. Ahora, de cara, doradita y monísima.

UN CONTRAPARIENTE

miércoles, julio 4th, 2018

Ultimamente voy lentísima y espaciada. Que se me van las semanas sin escribir, vamos. Y eso que la mía no es una vida realmente agitada. Más bien me muevo en exclusiva entre madre e hijo. Y estos recientes días con los primos de América. O sea, que lo paso bien pero tampoco es para echar cohetes. Aunque hoy sea 4 de julio.

Pero tal día como ayer redescubrí vía guasap a un contrapariente que tenía algo olvidado. Él, que se apellida como yo, dice que no somos familia. Bueno, él se lo pierde. Pero dado nuestro común apellido, en algun momento genealógico hemos debido compartir un bisabuelo (o similar) pecador. Y, dada la extensión de mi familia (no sé de la suya pero seguro que no son pocos, la explosión demográfica es marca de la casa), un bisabuelito muuuuy pecador.

Él va en moto por la vida con las consecuencias previsibles (ya no estamos en edad de dos ruedas) y se ha marchado de viaje a no sé dónde. Ahora ha vuelto y me manda guasapitos chistosos y simpáticos.  O sea, un contrapariente como este verano: aparece cuando menos te lo esperas pero siempre es una alegría.

Prometo no dejar pasar otro mes sin contaros cosas.

rosa y alcachofa

jueves, mayo 31st, 2018

El jardín que se ve por la ventana de la habitación de mi madre es como una metáfora de la vida. Sí, como suena (que suena entre profundo y cursi, lo sé)

Resulta que crecen allí, juntas y revueltas, rosas y alcachofas. Pegaditas y, a mi gusto, algo crecidas de más con esta primavera que parece un homenaje al paraguas.

Las rosas son del color que su nombre indica y, aguacero tras aguacero, están alcanzando unas dimensiones tamaño repollo pequeño. Así las llamaba mi suegra, “rosas repollo”, a estas flores enormes y redondonas.

Las alcachofas, en cambio, son todavía medianas aunque prometen. De momento ya pasan de la talla de los llamados corazones (de alcachofa) y hace días que son bastante más grandes que los fondos esos que se sirven con foie (o sucedáneo).

Las rosas son bonitas. Mucho. Si no rimara en plan ripio diría que las rosas son preciosas. Y huelen además. A perfume de Adolfo Domínguez o así. Duran poco, qué se le va a hacer.

La planta de las alcachofas tiene toda la pinta de ser carnívora y crecer cada noche. No dormiría yo tranquila con eso bajo la ventana. Tampoco tiene aroma reconocible. Pero tiene la ventaja de que, tarde o temprano, dará lugar a un plato delicioso.

Esta primavera podemos elegir. En la vida, también. Yo me decanto por la menestra, artesana y sabrosa. Aunque la planta, la verdad, me da mucho miedo.

IDIOMAS

miércoles, noviembre 22nd, 2017

Acomplejados que somos en este país y más en esta parte del estado que no es Bilbao, creemos que nuestros políticos no saben idiomas. Y que la excepción es Puigdemont I el Huído. Que, por la parte de los pelos, debe tener algo que ver con Wifredo el Velloso. Supongo.
Y que nuestros escritores, periodistas y demás gentes de malvivir, tampoco. Excepción hecha tal vez de los corresponsales en el extranjero.
Bueno pues no. No hay más que oírles hablar o incluso poner por escrito sus ideas. La semana pasada, sin ir más lejos, oí en la radio que pagamos entre todos, que los ministros consellers habían sido removidos por el artículo 155. Removidos, ya veis. En mi casa sólo se remueve el colacao y en todo caso el nestquick, que es más moderno. Pero en Radio Nacional alguien sabe inglés, único idioma en que se remueve a la gente de sus cargos y empleos.
No sé a cuantos ministros les he oído decir que ponen en valor algo. O que lo van a poner. Si no supieran francés a la perfección dirían que resaltan o destacan lo que sea. Pero el bilingüismo o al menos el conocimiento en grado alto del gabacho les afecta. Y confunde. Seguro que a Puigdemont I el Huído le pasa igual.
¿Y la información sensible? La sensibilidad de la información sólo se da en nuestros telediarios. En los de habla inglesa lo sensible es más bien lo sensato y de sentido común. En Francia lo sensible es delicado. A lo mejor sí podríamos decir información delicada. Pero hablar de los papeles sensibles de Panamá o, ahora mismo, del Paraíso… nada, que me suena extraño.
Pero es porque yo, charlatana en lo que sea y mejor en francés o inglés, pero bilingüe, lo que se dice bilingüe…no.

NO SIN MIS SANDALIAS

domingo, octubre 29th, 2017

Ni de aquí al portal siquiera. A ninguna parte del mundo exterior voy a ir sin mis sandalias.
¿Qué no es época? Bueno, también era costumbre estrenar abrigo el primero de noviembre y si se hace este año puede una, por el mismo precio, perder un par de kilos a base de sudárselos. Bajo el cálido tweed y el más ligero pero también calentito Príncipe de Gales.
Iba yo por la vida con mis zapatos de gamuza azul, que son fresquitos, planos y, por tanto, aptos para patearse exposiciones. Y también a juego con bolsazo que, de momento, no saco del armario, no se vaya a acalorar.
Y de pronto me sentí princesa china. La auténtica Flor de Loto con los pies apretadísimos y al vapor. De verdad, con esta calorina y los zapatos de gamuza azul se me estaban quedando en versión dim sum.
Entonces se me ocurrió. En el maletero tenía unas sandalias recién recogidas del zapatero. Para dejarlas en plena forma antes de guardarlas hasta el año que viene. Y decidí que el año que viene era hoy mismo y ahora además.
Eché el coche a un lado, recuperé mis sandalias y sustituí los zapatos por esos elementos que dejan los deditos al aire y están llenos de tiras para sujetar el pie (o no, ya sabeis que de vez en cuando me caigo por mi flojera de remos). Una delicia.
Al llegar a casa, he sacado otro par de sandalias de la caja del verano. Así tengo quita y pon. Y nada de “ande yo caliente y ríase la gente”: yo fresquita y que piensen lo que quieran.

MIS MEMORIAS

domingo, octubre 22nd, 2017

Quedo con mi prima la Bruja de la Lejana China que me encuentra algo tensa.  Le doy la razón porque la tiene.

Por otra parte me cuenta que ella está teniendo unos fallos de memoria llamativos. Disiento medianamente. Si los suyos son llamativos los míos son trepidantes y con sexyround o sursumcorda o similar. Como se diga.

La conversación se enlentece un poco porque ambas queremos contar ejemplos de nuestras desmemorias pero a las dos se nos han olvidado la mayoría y así no hay manera.

Acordamos que la semana que viene, aprox. (porque llevamos vidas trabajadas y ocupadas),  ella se ocupará de mí con su sabiduría de la Lejana China, a ver si me mejora el cerebro o, al menos, el bazo. Mejorarme la vida no puede ni ella sola ni en akelarre con sus amigas. Por mi parte, yo le daré apoyo moral y femenino, tan sumamente necesario en cualquier momento de la vida y a veces tan escaso.

Esa noche, cuando voy a poner la alarma en el móvil, no lo encuentro por ninguna parte. Vacío el bolso-despacho, los bolsillos del pantalón y el único que lleva la chaqueta azul. Nada. Deduzco que lo he olvidado en el restaurante.

Al día siguiente voy al restaurante en cuestión.

_Buenos días, oiga, mire, que ayer me dejé aquí un móvil y …

_Ay señora _me interrumpe el camarero_, si sólo hubiera sido el móvil… También se dejó unas gafas y un abanico.

_No hombre, tantas cosas…eso será de otra mesa…

El camarero ni me discute, se acerca a la caja y vuelve con mi móvil, mis gafas de cerca y el abanico pequeñito y  blanco que me regalaron en la última boda.

No sé yo si podré esperar a la semana que viene para que me diagnostique y cure (ligeramente) mi prima la Bruja de la Lejana China. Pa mí, que esto mío es de Urgencias.