Archive for the ‘Uncategorized’ Category

EL AGUA Y YO (II)

viernes, febrero 16th, 2024

Mi cubano rumbero ha resultado ser colombiano, qué cosas. Estaba yo a remojo cuando me preguntó:

_¿Cuál es tu nombre?

_Me llamo Alicia _contesté para no faltar a la verdad.

_Ah, Alicia hermosa, Alicia dorada…_canturreó él

_Es un vallenato _aclaró además

Se lo cuento a una amiga que pregunta horrorizada:

_¿Te llamó gorda así?

Pues no. El vallenato es un baile de aquellas tierras y lo que mi amiga piensa es en ballenas. Y en focas, supongo. A lo mejor en vacas también. Es decir, en animalillos fácilmente distinguibles por sus curvas y amplias dimensiones. Qué tienen que ver conmigo estos bichos precisa contestación de encuesta: no sabe, no contesta. Desde luego mi colombiano bailón es amable y bienintencionado y no creo yo que tuviera, justamente, mala intención.

En fin, que a mí la autoestima no me la bajan en el agua. En tierra firme ya es otra cosa porque, la verdad, es que últimamente estoy redondita como una albóndiga.

Total que me mandó mi colombiano flotador que hiciera varios largos (o cortos, la piscina de aprendizaje es pequeña) moviendo los pies en tijera y controlando la respiración. Ahí está lo difícil y lo que yo he venido a aprender. Porque mi respiración tira a despendolada y falta de armonía con piernas y brazos. Mi colombiano flotante dice que ése es mi problema y solo se arregla entrenando. Y yo…entreno. Hasta la exageración (que en mi caso alcanza la media hora y no más)

En consecuencia llevo ya un par de días con el trocánter o el músculo piramidal o el psoas o lo que sea, hecho una porquería. Preciso masaje propio con crema anti «duele que te matas», fisioterapeuta para arreglar el chandrío y reposo abundante. Y, de momento, nada de nadar. La semana que viene, veremos.

EL AGUA Y YO

martes, febrero 6th, 2024

Me encanta el agua. La de bañarse y en su sitio, mejor piscina que mar que a ratos se mueve demasiado. Pero me temo que al agua no le gusto yo. Cada tantos años me da por hacer ejercicio (poco) en piscina y habitualmente me pasa alguna aventura, cosas curiosas que al parecer no les suceden a otras personas.

Hace años fui en grupo a una piscina calentita con parte spa y parte de chapoteo, profundidad y monitor cachas (y luego se vio que muy antipático). Me tiré al agua tan contenta.

_Señora, que hay que entrar por las escaleras _dijo él muy serio

_Ay perdona _dije con una sonrisa de disculpa total_ es que soy muy de pueblo yo

_¿Y en su pueblo no hay escaleras, señora? _remató él más serio todavía.

Me di cuenta de que no íbamos a ser amigos nunca y me dediqué al gluglú lo más lejos posible. Lugar desde donde tardé un ratito todavía en encontrar las escaleras dichosas. Menos mal, porque a ver si no, cómo iba a salir después. Ya me veía esperando a remojo el cambio de turno de monitores.

Esta semana decidí hacer algo ilusionante que tenía pendiente desde pequeñita. Aprender a nadar. Quiero decir con estilo y la respiración ad hoc, patalear y no hundirme ya sé.

Iba a comprarme el indispensable gorrito plastilándico y torturador, ese que te arranca la mitad de los pelos de la cabeza y que no sé qué es más dificil, ponérselo o quitárselo. Justo al ladito veo lo que llaman gorros de natación «de punto» que no son tal sino una gorrllla de poliéster finito y tirando a resbaloso. Decido comprármela y además, conociendo mi melena peleona, también una goma de pelo con volantito de plástico para mejor sujeción. A ver si todo esto cuela en el reglamento piscinero,

Y si, al monitor actual que es cubano y bailón le parece bien. Miro bien por todos lados y la piscina no tiene escaleras. Que no. Que estuve media hora en el agua y no las vi. El caso es que decido entrar con un grácil saltito y… !allá voy! Me hundo como debe ser y al salir a la superficie veo mi gorrito y la goma con volante flotando cada uno en una punta de la piscina.

_Señora, el gorro se lo guardo aquí pero por lo menos la moña se la tiene que poner

Asi que de momento aprendo vocabulario (lo de la «moña» me parece apropiadísimo) y mas adelante con tesón y esfuerzo aprenderé a nadar en condiciones. Digo yo. .

RECTIFICACIÓN

jueves, enero 25th, 2024

Rectificar es de sabios. O de Pedro Sánchez. Pero no quiero entrar en política (y depresión subsiguiente). Así que voy a la sabiduría: me he vuelto más sabia que ninguna.

Resulta que de toda la vida (la vida mía desde que tengo carnet de conducir) he preferido los coches pequeños. Empecé con un seiscientos y a lo largo de los años he intentado siempre conducir coches canijos o, todo lo más, medianos.

En el taller donde reparan mi pobrecito utilitario del golpe pataplán con que lo embistieron, me ofrecen como coche de sustitución un _dice mi vecino_ «cochazo». Sin alternativa. Lo peleo:

_Oiga, que yo un coche tan grande y alto y tal, no lo voy a saber conducir

_Que sí mujer, en dos minutos le coge usted el tranquillo. Además es facilísimo del todo porque es automático

_Ah no, automático para nada, no he conducido un automático en mi vida, eso sí que no

El del taller me mira. Yo le miro. El me mira otra vez. Y por supuesto me quedo con el semitanque este, híbrido, automático y no sé que más.

Y aquí viene mi rectificación: qué maravilla es conducir un cacharro de tamaño antifaltón (con un coche así no te faltan al respeto ni te pitan aunque no tengas la culpa ni…). Y más maravilla todavía lo del automatismo. El coche va solo y yo me limito a mirar el paisaje y, de vez en cuando, frenar. Cómo he podido pasar tantos años, ignorante de mí, dándole a las marchas, jugando al ahora embrague, ahora freno, ahora viene una curva gorda… Sí que es un poco alto para mí pero aunque me canse subir no sabéis lo descansada que me bajo. Siempre he criticado el tamaño de estos coches enormes que se te echan encima sin ningun respeto y ocupan varios sitios a la hora de aparcar, los que llamo «coches de finca» porque están diseñados para recorrer una finca con verdes praderas y bosquecillo de fondo y no para el semáforo y el atasco. Bueno, pues me arrepiento. Aunque el coche de sustitución es solo mediano, o sea, como lo diría yo, un «coche de parcela». Me arrepiento más que muy arrepentida y con dolor de contrición. Lo peor es que ahora que he descubierto un nuevo mundo del motor no me llegan las economías para acceder a él. La vida es cruel a veces.

ESTE AÑO 2024

domingo, enero 7th, 2024

Como estamos en un país libre (dicen), cada uno empieza el año como quiere. A veces, sólo como puede.

Yo he empezado 2024 con paz y alegría pero ya al día siguiente se me torció un poco la cosa. Iba yo tan contenta por mi autopista favorita y me paré en la cuesta que sube a mi segunda carretera favorita, la que me lleva a mi hogar, dulce hogar, debido al gran número de vehículos también parados. Justo al pie del cartel de tráfico que anuncia Fin Del Tramo de Concentración de Accidentes y debajo del que unos días sí y otros no, pide que reduzcamos la velocidad por Riesgo de Colisión por Alcance.

Y esto es lo que pasa: que la gente en gran número no sabe leer. Y el cartel de Reducir la Velocidad etc que lo pide con muchas luces que se apagan y se encienden y otra vez etc, no estaba encendido. Y así un conductor analfabeto (supongo) cogió velocidad y se empotró en el coche de detrás de mi pobrecito utilitario. Y éste en mi pobrecito utilitario conmigo dentro que un susto… Los demás coches detenidos que ya habían empezado a moverse se largaron con viento fresco. Y allí quedamos el presunto asesino en serie, el señor del coche de atrás y yo misma. A un ladito en el arcén y con un viento huracanado y continuo que para eso es enero.

Tengo el cuello al bies y una cadera mirando para Portugal, país vecino y amigo. Estoy de médico y fisioterapia y sobre todo al borde de un ataque de nervios por enfado. Pero también soy más sabia. Como paso cada día por ese lugar y casi siempre veo cuatro o cinco coches en el arcén intercambiando los «papeles del seguro», me preguntaba yo cómo a estas alturas del siglo XXI seguía la gente dándose golpes en cadena, De verdad que me intrigaba, Bueno, pues ya no. Sólo hay que ir a mucha más velocidad de la debida y observando las alegres evoluciones de los pajaritos del campo en lugar de concentrarse en lo que se tiene por delante.

Y si esto pasa a mediodía (porque era a la hora del aperitivo) no quiero pensar el ambientazo que habrá durante las copas nocturnas. Cuando se me pase el mal humor a lo mejor me acerco una noche.

NO ME ACLARO

miércoles, diciembre 6th, 2023

Me he tomado un trimestre sabático o tridimensional, según se mire. Y lo hice porque no me aclaro. No acabo de digerir la salvajada de Ucrania y ya se me echa encima el lío de Gaza. Siempre he tenido las ideas bastante claras pero en estos momentos ya no sé quienes son los malos y quienes los buenos. La discusión de la amnistía sólo sirve para que aprendamos mucho de la cosa jurídica y, de paso, nos cabreemos (con perdón). Ya comprendo la diferencia entre indulto y amnistía y el plus de la malversación de fondos. Pero de qué me sirve si llega don Pedro Sánchez y corta, cose y nos hace un traje nuevo. La distinción ente mentira gorda y cambio de opinión se me hace algo más cuesta arriba. Pero con el tiempo y cierto esfuerzo lo entenderé también.

En otro orden de cosas, en mi trimestre de descanso se nos han muerto tres señoras que tenían diferentes capillitas en mi almario. María Teresa Campos, María Jiménez y Concha Velasco. Alguna me gustaba más que otras. Pero todas importantes en su género que, mientras no se demuestre lo contrario, era el femenino. Mientras tanto, las muertas por violencia de género o asesinato machista (que de ambas maneras puede decirse) ya salen a más de una a la semana. Y aún tenemos todo el mes. Este mes que nos cuentan es el más peligroso del año junto con julio/agosto de vacaciones playeras. Porque el peligro, al parecer, está en la juerga y posterior reacción. Y también en que la señora decida separarse y, ¡oh imprudencia!, lo ponga en conocimiento de su dueño y señor. Qué cosas. De los hijos de estas parejas fastidiadas mejor no hablamos. Hoy.

Y nos queda el cambio climático, la pertinaz sequía como en tiempos de Franco, las huelgas de médicos y el precio del bogavante o el aceite de oliva. De verdad que con solo un trimestre no hay quien digiera tanto despropósito. Y no me aclaro.

COSAS QUE NO ME GUSTAN (III): La escalada

jueves, agosto 31st, 2023

Y no digo la de tirar p’al monte o el rocódromo, que tampoco. Sino de esa escalada obligatoria a que ultimamente nos someten los locales de café y caña según horas, vulgo, bares.

Pide una un café a media mañana y pregunta el camarero :»¿En mesa o en la barra?'» «En mesa _responde una, o sea, yo_ viendo que la barra está hasta arriba de funcionarios dandose al café de media mañana, propiamente. «Ah, pues vaya a la mesa que se lo llevo», me dice él amabilísimo. Y yo, obediente, me doy la vuelta y me acerco a la mesa. Me acerco sólo porque instalarme en ella, vamos, en el taburete contiguo, es imposible.

Esta moda reciente de poner el tablero de la mesa y el asiento de sus sillas compañeras a metro y medio en vertical del suelo tiene que ser un invento de algun Escandinavo Resentido. Alguien que en su primera juventud se comía las rodillas a la par que el pincho de tortilla sentado dificultosamente en una mesa mediterránea, es decir, de altura razonable para las tribus celtíberas, unos 70 cms aprox. Le pasa por emigrar. Y lo pagamos el resto.

Se ve que el Escandinavo Resentido es rencoroso y nos la tenía guardada. Y se ve además que el mencionado Escandinavo Resentido tiene contactos influencias y probablemente un pastón. Porque no he visto moda más absurda y menos práctica para el españolito de a pie y su señora.

CERRADO POR VACACIONES (Continuará)

Y en verano, este de ahora por ejemplo, peor: a la calorina ambiental y la falda corta es preciso sumarle el esfuerzo escalatorio taburete arriba (yo suelo empezar a saltitos) sin que la faldita revolotee alrededor no vaya a venir un Rubiales y encima la culpa es mía. Y el maleficio de las zapatillas de esparto que, sean como sean de altura y cuña, tienen la suela plana. Y con una suela así los niveles de adherencia a las larguísimas patas del supuesto asiento quedan bajo mínimos. Y conste que lo intento, a veces incluso con sandalias altas que por lo menos tienen tacón para engancharse.

Cuando empiezo a trepar siempre pienso en los entrenamientos salvajes de película americana. Esos en que los soldados suben esforzadamente por una pared vertical de madera agarrados a una cuerda gorda, llenos de sudor y barro (de la prueba anterior) con un sargento injuriándolos a grito pelado. Lo mío es parecido pero sin sargento. Y sin barro.

La cuestión es que yo mido a lo largo lo mismo que las mesas estas modernas con una jarra de cerveza encima. Y si tardo lo que tardo en encaramarme a la cerveza se le baja la espuma. A lo mejor por eso prefiero el vino y una mesa en condiciones. En condiciones mediterráneas.

AY BERTÍN

sábado, julio 15th, 2023

Hay que ver el afán procreatorio que les ha entrado a nuestros mayores. Y a los no tan mayores. Aquí, en este país, con tantos calores climáticos y tanto político acalorado el personal va a lo suyo y sólo piensa en lo único.

En mis años de facultad coreábamos una consigna no por grosera menos realista:

A follar, a follar / / que el mundo se va a acabar

El mundo no se ha acabado todavía aunque está cada vez más maltrecho. Y en cuanto a la primera parte de la sentencia, es facilmente comprobable que hay gente que se quedó con ganas. Y además sin anticonceptivos.

Ahí tenemos a Bertín que le ha salido una novia de 32 añitos, respondona y exigente. Y embarazada ya de algunos meses. Dice él que son cosas que pasan. Un accidente. Pero que se hará responsable. Que él, ya lo sabe todo el mundo, es un señor.

Vale, pero si a la edad que don Bertín ostenta (porque hay que reconocerle que los 69 añazos los ostenta, no como otros que más bien los arrastran) no ha aprendido aún a evitar que el mundo se acabe ligando con jovencísimas sin «tomar precauciones» como dicen en las pelis americanas…. En su época no había clases de educación sexual en el cole pero digo yo que algo habra aprendido en lo que las redes sociales, tan cursis simpre, llaman la «Universidad de la vida».

Porque no quiero pensar que sea uno de esos ¿señores? que dejan el tema de la procreación o no, exclusivamente en manos de las chicas. Ay Bertin

Cosas que no me gustan (II) El elogio de la ignorancia

miércoles, julio 5th, 2023

Son muchos los que elogian la ignorancia. Es más, la jalean. Yo, no es que quiera ponerme en plan El Quijote y licenciada en letras (que lo soy) pero el ruido de tantas personas que no saben expresarse verbalmente de manera mínima, lo reconozco, me hiere. Me irrita sobre todo la actitud de los palmeros que les rodean y aplauden sus barbaridades lingüísticas y sus necedades matemáticas o de ciencias naturales o musicales o artísticas. Lo dicho, los que elogian la ignorancia.

En la Televisión Pública que pagamos entre todos, hace unos días ha finalizado nuestro Concurso de Cocina por excelencia. Lo ven pequeños y mayores y podemos aprender no solo el arte de hacer un filete empanado o términos culinarios poco comunes sino el valor del esfuerzo, las dificultades de la convivencia y cómo superarlas . Este último ha tenido algunos desbarres con los que no estoy de acuerdo pero, de todas formas, fue tan emocionante como siempre.

Mi pregunta es qué ganamos (y, muy importante, qué gana él) aplaudiendo a un mozalbete que confunde Leonardo da Vinci con Gaudí y se hace un lío con la Sagrada Familia y la Gioconda. Que opina que algo es «Barriopinto» por oposición, supongo, a lo «Baldemoro». Y se le va el tiempo de la receta mirandose en la puerta del horno o buscando su reflejo en la tapa de una cazuela. El chico es simpático y bailón y hace la pasta divinamente. Habría que perdonarle los deslices gramaticales y su falta de sabiduría y achacarla a su juventud e inexperiencia.

Pero lo que hacen jueces y compañeros no es disculpar sino alabar sus errores y reirle las gracias. El chavalín dice que ha aprendido muchísimo en el Concurso y no sólo de cocina. Que ha descubierto que existe otro mundo además de aquel de las pantallas. Pues enhorabuena. Y ánimo: el día que aprenda a leer descubrirá que el mundo es ancho y ajeno. Pero sus colegas concursantes y los jueces (atentos al guión) no se lo han puesto fácil . Qué pena.

COSAS QUE NO ME GUSTAN (I) ESOS TANQUES

lunes, junio 19th, 2023

No digo los de Ucrania. Esos tienen razón de ser y objetivos (terribles). Me refiero a los disfrazados de todoterreno o SUV preferiblemente de color (negro) aparcados en doble fila a la salida de los colegios.

Como a los colegios propiamente dichos les queda un cuarto de hora antes de desaparecer excepto con fines electorales, aprovecho para comentarlo ahora y en septiembre ya lo recordaré.

Los tanques estos llevan al volante una joven generalmente rubia de peluquería ejerciendo su papel de madre sección primera, apartados 1) recoger a los niños del cole y 2) distribuirlos por los locales de las diversas actividades extraescolares. En algunos casos, la joven al volante es sustituida por alguna señora todavía estupenda pero rubia de otra peluquería (la suya de toda la vida), es decir, la abuela, con los mismos objetivos y modos que su hija o nuera. O sea, aparcar en doble fila.

Y el problema es que estos gigantescos coches no están diseñados para la ciudad, ocupan dos sitios de aparcamiento a lo largo y otros dos a lo ancho. Han sido pensados para las grandes praderas y horizontes lejanos, para las colinas embarradas y los barrancos por donde puede uno despeñarse a placer sin molestar a nadie. En ningun caso para transportar criaturitas con pantalón gris o faldita de tablas a ballet, ajedrez y judo.

Creedme, si yo fuera Directora General de Tráfico Ciudadano o similar (que nunca se sabe, así que tratadme con cariño) pararía a los coches estos en el primer semáforo y pediría a la conductora el certificado de finca. El acta de propietaria de grandes predios con sus montañitas, riachuelos y cotos de caza. Porque ahí es donde estos tanques tienen su hábitat natural. Y no molestan a nadie.

Y, por cierto, los que preguntan porque hablo de estos conductores siempre en femenino, que se pasen cualquier tarde a la salida de cualquier cole y echen cuentas de cuantos señores hay. En según que cosas no hemos evolucionado tanto como creíamos.

AY ANITA (DE VERDAD)

sábado, abril 8th, 2023

Ahora sí, ahora de verdad voy a comentar lo de Ana G. Obregón. Dentro de un orden solo porque creo que ya está casi todo dicho.

Hay personas a favor, en contra y medio pensionistas. Personalmente entiendo que cada individuo e incluso cada individua lleva el luto y el disgusto como puede. A la señora Garcia que fue señora de Lecquio se le ha muerto su hijo que era un chaval y además de enfermedad fea y terrible. Aunque no sé si hay enfermedad bonita cuando se lleva por delante a un chico de 27 años.

Que estaba hecha polvo nos lo ha contado ella misma en las revistas, la tele y a pie de avión en aeropuertos varios. Respecto a los remedios creo que lo primero y mas útil sería que cambiara de psicoterapeuta a ver si alguien nuevo la ayuda a ponerse en forma. Sin necesidad de más espectáculo y los que vendrán.

Lo del show me parece mal por la pequeñina. Que no tiene culpa alguna a no ser que volvamos a la teoría del pecado original, tan apropiada en estas fechas de Semana Santa..

Y dicho esto, me pregunto y no acabo de responderme, por qué´ no nos damos cuenta que gran parte de lo que se comenta y la razón de que se comente es de un machismo sobresaliente. Rima y pareado.

¿Qué ella ya no está en edad de merecer? Vale.¿Que la gestación subrogada es una forma de explotación de la mujer? Vale también. jSu amigo y compañero de clase en el Liceo Francés, Miguel Bosé tuvo los suyos a los 55, que tampoco es edad de mocear. Y nadie dijo nada. De sus tonterías antivacunas sí, del método de gestacion y la edad no. Andrés Segovia tuvo su ultimo hijo (ya tenía varios) a los 77 años, lo presentó orgulloso a la Prensa y lo dejó huerfanito a los 17 años. Julio Iglesias que va acumplir 80 años tiene un hijo de doce y su papá Papuchi no sé exactamente que edad tenía cuando le dió el último hermanito a Julio pero calculo, así a ojo, que alrededor de unos mil. De dineros no hablamos.

No me gusta lo que ha hecho Anita pero menos todavía que a ella se la quieran comer viva y a estos señores y otros muchos más padres en tercera, cuarta o quinta edad, les rían la gracia.